"Yo envío tareas para casa porque no las acabaron en clase. A los padres les pido que supervisen y si en un momento puntual hay una duda pues pueden resolverla, pero que no se sienten todo el tiempo con ellos porque las tareas son responsabilidad de los niños", expresa Olalla Saborido, maestra de Primaria, nominada en su día al concurso de mejor docente nacional.

Explica que son cosas que se dan en clase, de manera que el alumno o alumna no debería tener demasiadas dificultades. "Además, de existir dichas dificultades, mi función como docente es resolverlas al día siguiente en clase. En casa deben ocuparse de mirar si hacen todas la tareas, cuántas había y echar un vistazo al final", describe esta maestra.

Apunta Saborido que, en ningún caso, los padres deben convertirse en un profesor particular, "además, eso crearía diferencias por nivel cultural, de los padres que pueden y tienen recursos para ayudar y los que no". Añade Saborido que el resultado de las tareas no puede llevar a engaño, en el sentido de saber lo que el niño o niña ha conseguido dominar y lo que no.

En cuanto al tiempo dedicado por las familias a la participación en proyectos, Saborido es prudente. "Hay que encontrar un punto intermedio. La familia debe implicarse pero la escuela tampoco puede suponer una intrusión en la vida familiar", expresa la maestra. "Tienes que dar la opción de que se impliquen las familias que puedan y quieran; hay que tantear y no irse a los extremos. Hallar el punto medio entre lo que las familias estarían dispuestas a dar y lo que tú quieres conseguir. No nos olvidemos del tiempo libre, de disfrute", apunta.