La crisis interna que arrastra En Marea desde las primarias y que ha abocado al partido instrumental a la ruptura parece no tener marcha atrás. Tras el cruce de acusaciones de pucherazo, unos resultados que han sido llevados a los tribunales, un líder recién elegido al que los críticos no reconocen y un plante de estos a la constitución de la nueva dirección, el sector enfrentado con Luís Villares no solo ha empezado a mover ficha en busca de una nueva alianza, sino que también se ha propuesto dejar fuera de foco al juez en excedencia. "Si yo fuera Luís Villares, dimitiría como portavoz parlamentario,", reflexionó ayer el secretario xeral de Podemos Galicia, el diputado coruñés Antón Gómez-Reino.

La primera en insinuar el relevo de Villares de esa función en la Cámara fue Eva Solla, coordinadora nacional de Esquerda Unida y vicepresidenta del hemiciclo, quien la semana pasada admitió que a finales de mes habrá una reunión de grupo en la que se podría dar "un debate" sobre esa cuestión.

Gómez-Reino declaró ayer en la Cadena SER que si él estuviese en el lugar de Villares "dimitiría" como portavoz parlamentario, una decisión que "depende de los diputados" de un grupo en el que Villares y los suyos están en minoría. Advirtió de que "un dirigente tiene que hablar por todos, tiene que representar a todo el mundo y tiene que saber llegar a acuerdos", condiciones que Villares, sostuvo, no cumple.

Gómez-Reino también acusó a la dirección de Villares de cometer "irregularidades [en las primarias] para mantener el control político" de En Marea.