Más de diez años después de la operación policial que destapó una trama de manipulación de cuentakilómetros en concesionarios y talleres de Galicia, Asturias y Castilla y León, el juicio comenzó ayer en la Audiencia de A Coruña.

En el arranque de la vista oral, las defensas reclamaron la nulidad del proceso y la absolución de los acusados alegando que las escuchas realizadas al presunto cerebro de la operación Trucarro, el alemán Johan Grimm, y a los propietarios de los concesionarios no se realizaron de manera legal y, en consecuencia, sostienen que las pruebas obtenidas con posterioridad están contaminadas.

Grimm, encausado por una estafa de alrededor de 800.000 euros, era propietario de la empresa Truck and Car Tecnology Systems, en la que se supone que él y otros cuatro empleados alteraban los dispositivos de señalización del kilometraje de los vehículos para venderlos a un precio mayor en concesionarios.

Los acusados, que empezarán a declarar a partir del próximo miércoles, se enfrentan a penas de entre un año y nueve meses y dos años y seis meses de prisión por delitos de estafa continuada y estafa agravada, según la cantidad de las transacciones realizadas.

En este proceso son juzgados los responsables de siete de los 20 talleres y concesionarios acusados. Los otros alcanzaron acuerdos, en los que reconocen los hechos por parte de quienes vendieron los coches, y la indemnización a los clientes estafados por esta red, que afectó a más de 300 clientes.