El Servizo Galego de Saúde (Sergas) necesitó agotar los 32 millones de euros de su fondo de imprevistos el pasado agosto para poder pagar las nóminas de los trabajadores que contrató para cubrir las vacaciones de su plantilla -cuyo coste ronda los 1.600 millones anuales- y mantener una "adecuada asistencia sanitaria a la población".

La sanidad experimenta desde hace meses un ambiente de reivindicación y denuncia por parte de sus profesionales, que reclaman mejoras laborales, principalmente más efectivos, y claman contra el deterioro del sistema. Esas protestan cristalizaron el pasado día 28 en una manifestación en Vigo que reunió, según la Policía Local, a 37.000 personas en el epicentro de un área sanitaria en la que dimitió hace semanas el 80% de los jefes de servicio de Atención Primaria.

En ese contexto, los profesionales demandan mayor estabilidad laboral, a lo que la Xunta ha respondido con la oferta de contratos de uno a tres años a médicos de familia y pediatras que acaben el MIR en Galicia. Sin embargo, el propio conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña, justificó el pasado abril en este diario la necesidad de recurrir a contratos de días e incluso horas para cubrir bajas por enfermedad o vacaciones. Precisamente este es el principal motivo del fondo de contingencias que maneja su departamento, dotado el año pasado de 31.917.175 euros.

El Sergas se vio obligado en agosto a acudir a esa reserva y agotarla para "cubrir los desajustes presupuestarios del capítulo I [el relativo a personal] que derivan de la propia variabilidad de la actividad asistencial asociada a las circunstancias estacionales y de la necesidad de proveer una adecuada asistencia sanitaria a la población", según justifica en el expediente de la operación contable.

A medida que las cuentas autonómicas se han ido recuperando de los recortes durante la crisis, se han reducido los fondos para imprevistos, una vía para atender variaciones en el ámbito laboral, que en el caso de la educación, por ejemplo, costó 45 millones en sustituciones el año pasado. En 2014 y 2015, por ejemplo, la Xunta reservó 105 millones, de los que 73 correspondían al Sergas y 32 a la administración xeral. En 2016, el fondo del Sergas ascendió a 39 millones, tres más que en 2017.

Sin embargo, Sanidade cuenta con otros mecanismos para hacer frente al pago de nóminas cuando se queda sin recursos, si bien el Consello de Contas ha criticado su abuso de las modificaciones presupuestarias. En su informe de las cuentas autonómicas de 2015, reprochaba al Ejecutivo presupuestar a la baja gastos previsibles para luego elevarlos bien con trasvases de fondos entre partidas o con inyecciones directas. Ese año, las modificaciones presupuestarias del Sergas sumaron 522 millones.

Sin embargo, la Xunta ha variado su modus operandi. Si en 2015 el Sergas inyectó 125,7 millones adicionales para pagar nóminas de su personal, el año pasado la cifra fue de 35,7: un 75% menos.