Luís Villares ha ganado las primarias de En Marea con el 60% de los votos, pero la crisis del primer partido de la oposición va a más. Los críticos ponen en cuestión el resultado, denuncian "un pucherazo", sopesan impugnar los resultados ante un juez y también abandonar el espacio rupturista. Han encargado una auditoría a un perito informático, y en un informe preliminar ya detectan "agujeros de seguridad que permitirían cambiar votos". Por su parte, el actual portavoz parlamentario quiere hacer tabla rasa y abrir una nueva etapa. "Esta nueva dirección tiene la mano tendida sin ningún tipo de duda ni doblez a las alcaldías y a todos los proyectos municipalistas", afirmó, en sus primeras declaraciones, tras conocerse los resultados. Citó a los alcaldes de A Coruña, Santiago y Ferrol, pero no a Podemos, el partido que lidera el bando crítico. También urgió "detener cuanto antes" el ruido interno para que En Marea se centre "en hablar de los problemas de la gente" y defendió que el nuevo sistema de votación ofrece "plenas garantías".

Un resultado y varías teorías.

El actual portavoz parlamentario retiene el control de En Marea, frente a 1.098 votos de la lista de David Bruzos. Los críticos cuestionan el resultado y apuntan que nunca Villares logró tantos apoyos en una votación interna. Desde el entorno del ganador explican que el censo de inscritos creció, y no sólo con los simpatizantes de Podemos. Cuando el partido morado decidió implicarse en En Marea y pidió a los suyos que se inscribieran, desde el círculo de Villares se pusieron manos a la obra y también ganaron adeptos. De entrada, parecía que la lista apoyada por Podemos, Anova, Esquerda Unida, y las mareas de las grandes ciudades tenía más posibilidades, frente a Villares, que tiene el respaldo de Cerna, los críticos de Anova, la Marea de Pontevedra y otras mareas más pequeñas y los no inscritos. Sin pucherazo, la explicación de la victoria de Villares sería que logró movilizar los suyos, mientras los críticos, que sopesaron retirarse, confundieron a los suyos, y bajó su participación. Los críticos contraponen que Villares logró desmovilizar a los oponentes con la paralización de las primarias a primeros de mes. También puede ser que las bases de Podemos, Anova y EU no siguieran los dictados de sus cúpulas.

Irse, ¿cuándo y cómo?

Irse de En Marea no es un plan que los críticos pongan encima de la mesa tras un resultado que no les favorece. Ya lo habían sopesado con antelación, y ahora vuelve a estar encima de la mesa. Esta crisis viene de lejos y todo se enredó y complicó más cuando el 1 de diciembre horas después de arrancar la votación de las primarias la dirección la suspende por "irregularidades" y anuncia que irá a la Fiscalía. La ruptura en el seno de En Marea es total. Pero la marcha no es fácil: hay que escenificarla y decidir cuándo, porque las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina, y los alcaldes del cambio temen verse perjudicados. Los críticos tienen en contra, pero están dispuestos a arriesgarse, que han perdido, y puede parecer que se van porque no saben perder. Irse porque ha habido "un pucherazo" permite construir el relato de la salida de En Marea.

Diferencias en el bando crítico.

La crisis de las últimas semanas ha dañado electoralmente la marca En Marea, así que lo mejor a estas alturas es irse, apuntan desde la lista de Bruzos, pero no todos opinan de este modo. La dirección de Anova, la formación nacionalista impulsada en su momento por Xosé Manuel Beiras, está en una encrucijada. Se posicionó estratégicamente con Podemos y Esquerda Unida, pero los demás nacionalistas de En Marea se quedaron en torno a Villares. Si se va con las fuerzas estatales de izquierda se arriesga a la irrelevancia.

Los diputados, con los críticos.

Villares controla la dirección del partido instrumental, pero es minoría en el grupo parlamentario de En Marea. De catorce diputados, puede contar con Paula Verao, Davide Rodríguez y Pancho Casal. Los críticos podrían intentar tumbarlo como portavoz parlamentario. Si los críticos deciden montar su propio "frente de unidad popular", habría un escisión y podría producirse una auténtica espantada en el grupo de En Marea, ya que se irían para conformar su propio grupo parlamentario.

¿Ruptura en el Congreso?

Si los críticos se marchan de En Marea, ¿qué harían Alexandra Fernández, sobre todo, y Miguel Anxo Fernández Vello, ambos de Anova, en el Grupo de Unidos Podemos en el Congreso? La diputada viguesa ha sido muy crítica con la dirección del grupo de la Cortes por marginar a En Marea, y aunque publicamente no se ha posicionado, internamente la sitúan más cerca de Villares, que de Bruzos.

Todos pierden

Si los críticos dejan En Marea, Luís Villares habrá ganado las primarias pero se quedará con los restos del naufragio de En Marea. Dejó su plaza de juez en el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia para liderar la candidatura del espacio rupturista, y dos años después el espacio está fracturado y en cuidados intensivos. Irían a las siguientes elecciones autonómicas enfrentados y compitiendo por los mismos electores. El minifundismo se impondría de nuevo en el flanco izquierdo del hemiciclo y articular una alternativa al PPdeG sería otra vez más difícil.