La Xunta y los concellos no quieren limitarse a limpiar las franjas de seguridad para evitar nuevos incendios. Después de las rozas quieren impulsar su aprovechamiento mediante la plantación de árboles frutales, de huertas y viñedos o creando pastos. Así lo abordaron ayer el conselleiro de Medio Rural, José González, y el presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias, Alfredo García.

Los dos políticos se reunían para diseñar la hoja de ruta a seguir por los 152 municipios gallegos que se han sumado al convenio de la Xunta para limpiar la biomasa forestal cercana a las viviendas y elaborar planes básicos de prevención de incendios.

Medio Rural y los concellos calculan que a partir del mes de marzo empezará la limpieza de las franjas, y aunque las rozas han de ser anuales la previsión es dar uso a esas parcelas para que no vuelven a estar abandonadas. Si los dueños les sacan provecho, estarán limpias, sostienen. "Hay que desarrollar una actividad económica en las parcelas", remarcan desde el departamento de la Xunta.

Por su parte, la Fegamp considera positivo que "se ponga en valor el terreno, dinamizándolo. Si esas parcelas se explotan y se convierten en productivas, se minimiza el riesgo de incendios".

José González y Alfredo García prevén que en enero los concellos empiecen a remitir a la Xunta toda la información cartográfica necesaria para poder delimitar las franjas de seguridad y luego identificar a sus propietarios. Medio Rural quiere colaborar con los municipios en la elaboración de los planes básicos de prevención de incendios.

En marzo, arrancarían las labores de limpieza y roza. Xunta y concellos prevén entre 2019 y 2021 limpiar 16.000 hectáreas, unos 3.000 kilómetros de franjas de 50 metros de ancho. La limpieza de estas parcelas es obligatoria desde 2007 y es responsabilidad de los dueños de las fincas, pero los consistorios hacían la vista gorda porque les resultaba muy complicado identificar a los dueños para exigirles que acondicionaran sus fincas. En los próximos cuatro años, el Gobierno autonómico financiará con 28 millones la limpieza de las fincas. Los ayuntamientos también pondrán una parte. Igual que los propietarios.

Cambios

A instancias del sindicato Unións Agrarias (UUAA), la Xunta ha desistido de suavizar las distancias mínimas de árboles frondodas respecto a los terrenos de cultivo, tal y como tenía previsto impulsar en la ley de acompañamiento de los Presupuestos de 2019.

Se mantiene eso sí la flexibilización de las franjas de seguridad próximas a núcleos de población o viviendas. Si hasta ahora no podía haber frondosas (robles, castaños...) a menos de 15 metros de las casas, la distancia mínima se reducirá a dos metros tras el cambio introducido en la ley de acompañamiento. Eso sí, no habrá alteración respecto a las restricciones existentes para las especies pirófitas como pinos o eucaliptos.

Unións Agrarias critica esta reducción. Alega que hace un año se fijó el límite en 15 metros obligando a "muchos propietarios" a talar árboles y ahora se cambia de criterio. Sin embargo, Medio Rural sí aceptó la propuesta de UUAA de no variar las franjas de seguridad que rodean los cultivos. En suelo rústico de especial protección agropecuaria serán 10 metros y en zonas de labradío o prados no protegidos, cuatro metros.