Sociable, responsable, estudioso y buen compañero. Como los suyos lo han sido y lo son con él, ayudándole en el día a día de clase a sacar los libros de la mochila. Y a introducirlos, de nuevo, al final de la jornada. Diego Guerra, un joven de Vigo de 16 años, en la actualidad en 1º de Bachillerato, es uno de los elegidos por la Consellería de Educación para recibir los galardones al esfuerzo y a la superación personal correspondientes al curso 2017-2018. Guerra Fernández tiene una enfermedad rara (atrofia muscular espinal), que le deja sin fuerzas. Utiliza silla de ruedas eléctrica y necesita la ayuda de otras personas para coger cosas con un determinado peso. Por ejemplo, los libros.

"Nunca ha tenido ningún problema en el colegio. El profesorado le ha ayudado siempre. Y sus compañeros, colaborando a la hora de sacar los libros y ponerlos en la mesa, en las actividades en el patio, en los juegos... También lo fomentan en clase, como integración. Lo tienen muy en cuenta. Cada niño y cada niña es un mundo y tienen necesidades distintas. Es cuestión de entender, de mentalidad", cuenta Lola Fernández, madre de Diego, alumno que cursó Educación Secundaria Obligatoria en el CPR El Pilar de Vigo (Maristas).

Diego siempre ha tenido muy buena actitud y es responsable: "le gusta llevar las tareas hechas, estudiar para los exámenes y la verdad es que saca buenas notas", expresa su madre. Están encantados con el premio: "así como hay los galardones a expedientes académicos, creo que también es muy importante premiar a los que tienen una dificultad, sea la que sea, en el caso de Diego es física". Considera también Lola que este tipo de reconocimientos fomentan la integración y la educación inclusiva, en el sentido de que su hijo vive su día a día con ayuda de los demás, de manera totalmente integrada y colaborativa. Esa actitud y ese ambiente de integración, con total normalidad, es lo que permite a Diego y al conjunto de los galardonados (con distintas dificultades) alcanzar sus objetivos. Sin el trabajo conjunto de orientadores, dirección del centro, profesorado, padres y compañeros de colegio posiblemente los alumnos premiados por su esfuerzo no alcanzarían sus objetivos.

Con apoyo

"En casa, por ejemplo, cuando se pone a estudiar, nosotros le ayudamos a colocar los libros en la mesa, en el atril, y también el material. Por la mañana nos necesita para levantarse y también para acostarse. Pero en el día a día es autónomo: Vigo es una ciudad bastante adaptada", expresa Lola. En cuarto de ESO Diego sacó casi un nueve de media. "Todavía es pronto pero él quiere ser ingenierio de Telecomunicaciones. A ver qué tal", añade Fernández, siempre dispuesta a normalizar la discapacidad.

"En el colegio siempre han tenido en cuenta sus necesidades. Por ejemplo, si necesitaba un poco más de tiempo para realizar los exámenes", añade Lola. Como Diego, otros 19 jóvenes de Galicia tendrán su reconocimiento por conseguir superar la ESO aunque en muchas ocasiones eso les haya supuesto mucho más esfuerzo que a alumnos sin dificultades físicas ni psíquicas. Como premio cada alumno recibirá 750 euros. "Diego ya me ha dicho: 'son para mí, eh!'", añade Lola.