Profesora de Psicología Evolutiva, con muchas charlas sobre educación diferenciada, altas capacidades o creatividad en su trayectoria, Pomar toma las riendas de la Consellería de Educación tras los cambios en las carteras aplicados por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a mitad de legislatura. Y lo hace con la misma energía con la que Pomar Tojo afronta cada proyecto. Como experta en inteligencia emocional, prefiere "contagiar" a "convencer" cuanto toca aplicar programas innovadores.

-Inicia mandato con una reforma educativa pendiente por parte del Gobierno, ¿cómo les afecta?

-Estamos a la expectativa en varios temas. Realmente no lo presentan como una reforma de la Lomce sino como un anteproyecto de ley. ¿La octava ya? Eso redunda siempre en perjuicio del sistema educativo. A las comunidades gobernadas por el PP no se nos llamó al debate. Queríamos que nos llamasen para debatir y llegar a algún tipo de consenso. De hecho hace poco se hizo esta concesión de ir a por el pacto educativo, pero de buenas a primeras se ha roto. Y con una celeridad abismal tenemos encima de la mesa un anteproyecto de ley, que quieren aprobar antes de navidades. Por eso hablo de fast-reforma. Las leyes educativas no se pueden hacer rápido. Hay que sentarse, debatir, no estamos hablando de un trámite administrativo de ventanilla; hablamos de otra cosa.

-¿Qué cambiaría de la Lomce?

-Lo que ponemos encima de la mesa no es si una ley es mejor que otra o si sacarías una ley y pondrías otra... Creo que hay que retomar las conversaciones para el pacto educativo. La solución en educación no es reformular ni cambiar leyes ni presentar leyes... implica algo de mayor calado que es llegar a consenso entre las fuerzas políticas, los agentes educativos y expertos. Estamos en el siglo XXI con un alumnado muy diferente al de hace 20 años. ¿Qué es lo imprescindible?

-¿Y qué es lo imprescindible?

-La formación del profesorado. En el anteproyecto de ley de Educación no se habla del profesorado, se habla de títulos; de cómo se pueden conseguir los títulos. Suena un poco trasnochado, cuando hemos luchado tanto por que la Formación Profesional tuviese su sitio y lugar, sin que haya reticencia ni prejuicio entre títulos. ¿Qué es más importante, que los niños tengan un título en función de las que suspenden y de las que aprueban o cómo están formados? Para mí es fundamental la cualificación del docente, del equipo directivo y del alumnado. Redefinir el papel de las familias y darle a cada agente educativo implicado su lugar. He revisado el anteproyecto y se va mucho a la superficialidad.

-¿Siguen adelante con la necesidad de mejorar el acceso y la carrera docente?

-Sí. Acabo de reunirme con los decanos de Educación de las universidades gallegas y nuestra decana es la presidenta del Consejo Nacional de Decanos de Educación. Necesitamos un profesorado de excelencia. Es importante que los alumnos y alumnas que cursen Magisterio sean alumnos de nivel y que tengan un periodo de formación que les acerque lo máximo posible a la realidad del aula y les cualifique para ello. Hay que cambiar el prácticum de Magisterio.

-¿Es partidaria de ajustar plazas de acceso a la carrera?

-No tenemos clara la modalidad pero sí se haría algún tipo de selección a lo largo de la trayectoria.

-¿Se tendría en cuenta la vocación para ser docente?

-Sí. No solo hablamos de conocimientos y habilidades, también de comunicación, empatía, todo lo que tiene que ver con inteligencia emocional. De mis clases en el grado, cada vez veo más vocaciones. Se nota entre 1º y 4º.

-Teniendo en cuenta que todos estos cambios llevarán su tiempo, ¿qué opina de la idea de que sean los propios centros los que elijan al profesorado?

-En ese sentido somos muy respetuosos con el proceso administrativo: respetar la libertad y la constitucionalidad. No vamos a entrar en ese tipo de medidas.

-¿Qué le gustaría conseguir durante su etapa como conselleira?

-Poner en alza a las personas. Ahora me doy cuenta de que tengo que manejar muchos números y cantidades pero me gusta lo cualitativo. Me gustaría un sistema educativo de calidad y que tenga en cuenta a cada persona que participa, desde administración a cuidadores, directores, padres, madres o niños y niñas.