En Marea incumple su norma sobre las donaciones de sueldo que deben realizar sus catorce diputados, independientemente de que militen en otro partido del mismo "espacio rupturista", y oculta las aportaciones de quienes las realizan y la identidad de quienes obvian el compromiso recogido en la carta financiera del partido instrumental aprobada en julio del año pasado.

La cuantía media de esa donación ascendía a 600 euros mensuales sobre una nómina de 4.800 euros mensuales brutos de un diputado raso antes de que en ese documento se elevase el sueldo máximo para cada diputado unos 530 euros al mes hasta situarse en 3.000 euros netos.

Fuentes del partido rupturista apuntan a los siete diputados de Podemos como incumplidores de esta norma autoimpuesta, sin concretar si existe algún parlamentario más que incurra en esa práctica. En Marea declara en su página web haber ingresado el año pasado 46.775 euros de "aportaciones de cargos públicos", lo que supone una media de menos de 279 euros mensuales por parlamentario.

Este incumplimiento ya fue admitido en marzo del año pasado. Entonces, tres diputados de Podemos presentes en el grupo de En Marea -Carmen Santos, entonces secretaria xeral morada, Juan Merlo y Magdalena Barahona, estos últimos fuera ya de la Cámara- reconocían que no entregaban parte de su sueldo a En Marea, sino que se regían por el sistema de donaciones de Podemos, una evidencia de que la fuerza que lidera la oposición no funciona como una única organización, sino como una coalición de facto.

De hecho, Podemos ya ha reconocido que quiere ser reconocido como organización dentro de En Marea y considera fallida la fórmula de partido instrumental de adscripción individual. Este debate es clave en el choque entre el oficialismo de Luís Villares, portavoz rupturista, y los críticos -entre los que también existe divergencias- en las primarias al Consello das Mareas del primer fin de semana de diciembre.

En marzo del año pasado Villares justificó la adopción de un sistema de donaciones diferente al establecido por las bases de En Marea alegando que cada diputado cedía salario "al espacio de confluencia", fuesen las arcas de En Marea o de cualquier otra organización involucrada en ella.

La carta financiera de En Marea, sin embargo, impone otras exigencias, especificando su obligatoriedad para sus cargos, que llegaron, sobre el papel, al Parlamento como adscritos individualmente al partido instrumental y no como cuotas de sus partidos de origen.

Esa norma establece un sueldo neto mensual para cada diputado que no podrá superar los 3.000 euros, tras aprobar en julio del año pasado un límite de tres salarios mínimos "justos y dignos", que situó en 1.000 euros. Esto elevó la remuneración permitida para estos cargos en casi 530 euros mensuales, pues eliminó la referencia de tres salarios mínimos interprofesionales, que sumarían 824 euros prorrateando 14 pagas.

Pero cada diputado raso cobra 4.800 euros brutos -aumenta en función de los cargos en la Cámara-, por lo que la diferencia entre los 3.000 y el sueldo percibido, descontados los gastos, "deberá ser objeto de donación a En Marea", reza el artículo 8 de la carta financiera rupturista, que permite derivar la mitad de ese excedente a otros partidos u organizaciones civiles "que consideren éticamente más justo".

Este aspecto no se respeta, según reconoce En Marea, que no concretó las donaciones de cada parlamentario, algo que debería ser público, según los artículos 4 y 15 de su carta financiera.

"Todas las personas que conforman el grupo parlamentario tienen una limitación salarial y, por lo tanto, donan una parte de su salario al conjunto el espacio, unos a través de En Marea y otros a través de sus organizaciones. Todos los espacios tienen una carta financiera propia que establece unas limitaciones salariales que son públicas y están disponibles en las webs y documentos de cada organización", alega el grupo parlamentario.

Esta práctica genera agravios entre organizaciones, pues algunas como Anova no reciben fondos de sus miembros en En Marea, como Antón Sánchez o Davide Rodríguez, que ceden sueldo al partido instrumental, mientras Podemos sí los recibe.

Además, fuentes parlamentarias reconocen la ausencia de control sobre la cuota que corresponde abonar a cada diputado, teniendo en cuenta los gastos que debe descontar, aspecto ya retribuido de forma específica en la nómina de cada diputado, las diferencias entre las percepciones brutas y netas y la opción de elevar el listón del salario máximo en función de cargas familiares. Cada parlamentario realiza sus cálculos, según fuentes de En Marea.