Cuando la revitalización demográfica se ha convertido en la prioridad política número uno de Galicia, la conciliación de la vida laboral y familiar experimenta un retroceso. El porcentaje de gallegos que reduce jornada laboral o flexibiliza horario cae al 31 por ciento, diez puntos menos que hace cinco años. Las dificultades son mayores para las mujeres, sobre las que todavía recae el peso del cuidado de niños y mayores. A muchas no les queda más remedio que renunciar a su vida laboral y quedarse en casa. Y cada vez son más. En 2017 el cuidado de los hijos o de familiares enfermos impidió trabajar a 32.700 mujeres, un siete por ciento más que el año anterior y la cifra más alta desde 2013.

A pesar de que cada vez es mayor la incorporación de la mujer al mundo laboral, la falta de apoyos sigue siendo un obstáculo para que muchas mujeres den el paso. Según las cifras del Instituto Galego de Estatística, la razón principal de la inactividad de 32.700 gallegas es el "cuidado de niños o de adultos enfermos, discapacitados o mayores".

No ocurre lo mismo con los hombres. Solo 2.900 renuncian a un empleo para dedicarse al cuidado de la familia.

Y, entre los que optan por trabajar, cada vez son menos los que adoptan medidas para conciliar vida laboral y familiar. La propia Consellería de Política Social alerta de "un descenso considerable" en el número de trabajadores que reducen jornada o flexibilizan horarios.

Si hace cinco años cuatro de cada diez trabajadores con niños menores de 12 años adoptaba alguna de estas medidas, ahora solo es el 31,8 por ciento.

El pasado año un total de 39.470 trabajadores gallegos decidieron acortar su jornada laboral por razones familiares. En números absolutos fueron más que los 30.132 contabilizados en 2012, pero esto se debe a que ahora hay más masa laboral que hace cinco años cuando las cifras del paro estaban disparadas debido a la crisis. Si se analiza el porcentaje, este cae desde el 10,78 por ciento de los empleados con hijos menores de 12 años al 10,19 por ciento.

En todo caso, más acusado es el descenso en el número de gallegos que deciden flexibilizar horarios para conciliar mejor su vida familiar. Del 30,16 por ciento se ha bajado al 21,64 por ciento. En 2017 fueron 83.808 los trabajadores que adaptaron su jornada laboral.

Y, de nuevo, son las gallegas las que asumen la carga de las responsabilidades familiares. El 76% de los trabajadores que redujeron jornada de trabajo fueron madres y entre los que flexibilizaron horario, el 56% son también mujeres.