En Marea nació en 2016 autoproclamándose como el partido de la "unidad popular", barco común para formaciones, mareas y ciudadanos sin adscripción, pero su cuarto plenario escenificó ayer no solo que las fuerzas se reordenan a nivel interno, con la derrota de Luís Villares frente a los críticos, sino que el proyecto está roto de facto y que su división es ya estructural.

Un militante de base intervino pasadas las ocho en una jornada marcada por la tensión y resumió lo sucedido. "Empezamos a las once de la mañana y a las siete empezamos a hablar de política. Estamos haciendo el gilipollas. ¿Hasta cuándo estaremos haciendo plenarios para hablar de nosotros mismos? No hablamos del bono social o de otras políticas... Cualquiera que viese el espectáculo de hoy saldría corriendo a afiliarse a Vox", espetó sobre una reunión en la que a primera hora se produjeron gritos y empujones por el veto al acceso de un grupo de militantes, que finalmente sí pudieron participar.

El plenario fue el escenario en que Villares y su dirección sufrieron su primera derrota, aunque la movilización de los críticos no impidió que mostrasen cierta división interna y que por ello no saliese adelante su intención de establecer un sistema de listas abiertas en las primarias para elegir a los integrantes del Consello das Mareas, que concluirán el 1 de diciembre.

Pero sí derrotaron a Villares en otras cuestiones; la más significativa, su hoja de ruta política. La enmienda a la totalidad fue aprobada por 271 frente a 181 -no se repitió el mismo resultado en ninguna de las votaciones que hubo-, por lo que la guía de acción del segundo partido con más votos de Galicia de cara a un período marcado por las elecciones municipales y europeas de mayo será la de los críticos. Este sector está nucleado en torno a Anova, Compostela Aberta, Marea Atlántica, Ferrol en Común, Esquerda Unida y Podemos.

Sin embargo, solo las dos primeras organizaciones contaron con sus máximos referentes en la reunión que concluyó pasadas las nueve y media de la noche, Antón Sánchez y Martiño Noriega. No acudieron los alcaldes de A Coruña, Xulio Ferreiro, y Ferrol, Jorge Suárez, ni tampoco Eva Solla, Yolanda Díaz -ambas de IU- ni Antón Gómez-Reino, nuevo líder de Podemos Galicia y que en su campaña interna prometió su presencia en la cita para reforzar la "unidad popular". Los dos últimos, además, son diputados de En Marea en el Congreso.

El nuevo documento político exige recuperar la "pluralidad interna" y el espíritu original de En Marea e incluye un compendio de críticas a la gestión de la cúpula actual, a la que afea tratar de tutelar a las mareas locales y ejecutar una política de "desgaste interno" de En Marea. "Lo que es novedoso es que muchas de las decisiones de la coordinadora de En Marea contribuyeron a desgastar nuestro espacio político", ataca. Pone un ejemplo: "Como sucedió recientemente en Ferrol con la presentación de una candidatura que competirá con Ferrol en Común y que contó con apoyos orgánicos explícitos de la actual dirección política de En Marea". A ese punto en concreto se refirió Villares, que reconoció sentirse "dolido" y no haber sido invitado al aniversario de Ferrol en Común.

Las propuestas legales para mejorar la vida de la "gente común" no se detallan en un texto que en el apartado reservado a la estrategia para las elecciones europeas considera "fundamental mantener las alianzas estratégicas de espacio de cambio en el Estado español", en alusión a continuar de la mano con Unidos-Podemos, aunque la relación en el Congreso está deteriorada.

No fue la única victoria del día para los críticos. También lograron ampliar el plazo para inscribirse y poder participar en las primarias al Consello das Mareas, que de estar cerrado esta semana pasa a quedar abierto hasta el día 23 de noviembre, una maniobra con la que pretenden reclutar más simpatizantes y copar la mayoría de la dirección. De ser así, el liderazgo de Luís Villares quedaría aún más tocado de lo que resultó ayer.

Además, los críticos lograron suprimir la obligación de proporcionalidad en la coordinadora que llevará el día a día del partido en función de la composición del Consello das Mareas y eliminaron cualquier incompatibilidad a los cargos de los partidos del espacio rupturista. En este último cambio abrieron la puerta a la creación de liberados a sueldo del partido, pues eliminaron el veto a la remuneración que proponía la actual dirección.

Villares se aferró al mantenimiento del sistema de listas cerradas, proporcionales y provinciales para destacar la garantía de "pluralidad" en la nueva dirección elegida en las primarias y que tendrá un mandato de dos años. Rechazó reconocer un derrota, especialmente tras lograr que se aprobase la gestión de su dirección en una última votación pasadas las nueve, con el auditorio de la facultad de Económicas con mucha menos gente. "No soy dueño de mandar a nadie a la cafetería", alegó.

"Siempre huí de la idea de vencedores y vencidos cuando se trata del mismo lado de la trinchera, que es la construcción de un espacio de unidad alternativo al PP", sostuvo, satisfecho, añadió, por la alta participación.

Esa idea de unidad chocó con las acusaciones cruzadas. Maribel García, afín al oficialismo, acusó a Xulio Ferreiro, Antón Sánchez, Jorge Suárez, Martiño Noriega y Antón Gómez-Reino de querer ponerse "donde está Luís [Villares]". Mario López Rico, de la dirección de Villares e impulsor de Cerna, comparó a los ganadores ayer con los perros de Rebelión en la granja de Orwell, y la crítica Gladys Afonso reprochó a Villares haber roto con sus antiguos aliados para lograr la portavocía y el control de la dirección.