Ander Gil García, el portavoz del Partido Socialista en el Senado, demostró ayer en Arousa que es un político cercano, campechano y afable. Visitó Valga, para presentar a la que será candidata socialista en las elecciones de 2019, María Ferreirós, y desde allí se desplazó a O Grove, donde acompañó al alcalde José Cacabelos, también candidato el año que viene, para conocer la Festa do Marisco..

-¿Cómo valora las declaraciones del alcalde de Vilanova, Gonzalo Durán, que llamó "chacha" a la presidenta de la Diputación, Carmela Silva?

-Me parece un político del siglo XVIII que no debería tener cabida en un PP que según el señor Pablo Casado se está renovando. A este respecto quiero poner en tela de juicio la actuación tanto del presidente nacional del PP como del gallego, pues Casado y Alberto Núñez Feijóo no han tenido la valentía de pedir la dimisión del alcalde de Vilanova. Tampoco tuvieron el decoro de pedir disculpas a una excelente política como Carmela Silva.

-El PP impulsa una comisión de investigación en el Senado sobre la tesis de Pedro Sánchez. ¿Qué le parece ?

-Es el mejor reflejo de un PP que teme que los ciudadanos sepan que este Gobierno ha impulsado un acuerdo de Presupuestos Generales del Estado que va a suponer la subida del salario mínimo interprofesional hasta los 900 euros para beneficiar a 300.000 gallegos. Es posible que el PP no quiera que esto se sepa o no quiera que se hable de que van a subir las pensiones conforme al IPC, por fin, a 65.000 gallegos. Al PP no le interesa esto y hace lo que sea, incluso llegando al ridículo con esto de la tesis de Pedro Sánchez. Y todo para atacar a un Gobierno que está acabando con siete años de recortes y políticas injustas para los españoles.

-El PP está dispuesto a bloquear en la Cámara Alta los presupuestos que usted cree tan importantes?

-Ya veremos. El PP quiere bloquear el objetivo de estabilidad. El Senado tiene esa capacidad de veto que Mariano Rajoy se sacó de la manga en 2012, aprovechando su mayoría absoluta, pero en cualquier caso aplicando una senda de déficit distinta, es decir, no la que hemos logrado de Bruselas y nos da la posibilidad de invertir 133 millones de euros más en Galicia en materia de sanidad y educación, el Gobierno tiene la firme voluntad de sacar los Presupuestos Generales adelante. A quien afectaría el veto del PP sería a las comunidades, y en este sentido apelo a Núñez Feijóo para que deje de ser la voz de su amo y de anteponer los intereses del PP a los intereses de los gallegos. El presidente de la Xunta no debería permanecer callado viendo que cabe la posibilidad de que los senadores del PP veten la llegada a Galicia de 133 millones de euros (vía deuda).

-¿Son este tipo de situaciones las que llevan a algunos a apostar por la desaparición del Senado?

-El problema no es el Senado, sino la mayoría absoluta del PP, que está convirtiendo al Senado en un pañuelo con el que limpiar casos de corrupción y en un mausoleo al servicio de las ideas más extremas. Es una cámara que es necesaria, en su condición de cámara territorial. Tiene algunas deficiencias estructurales, de ahí la necesidad de un cambio político y esa reforma de la Constitución que los socialistas planteamos desde 2013 para asumir una modificación. El problema del Senado es que la mayoría del PP le sienta muy mal, pero no hay Estado descentralizado en el mundo que no tenga esta cámara.

-Hablando de descentralización hay que aludir a Cataluña y a esa crisis político-independentista que no cesa nunca. ¿Esto no va a cambiar?

-Ya ha mejorado. La estrategia de inteligencia política y emocional del Gobierno del presidente Sánchez; una estrategia de distensión, de hacer política de verdad y evitar las provocaciones del independentismo abre una ventana de oportunidad. Con este Gobierno, al independentismo se le han acabado los argumentos para hacer un discurso victimista hablando de un Estado central que los ataca, como sucedía con Rajoy. Hay que seguir trabajando en la normalidad institucional para empezar a hablar de lo que realmente ocupa y preocupa a los ciudadanos catalanes, que no es tanto la independencia sino la convivencia y los problemas del día y a día, las infraestructuras, la enseñanza y todo lo demás.