El sector del juego que explota las máquinas B, es decir, las tragaperras asume que nada volverá a ser como antes de la explosión del juego online y las apuestas, pero reclama igualdad por ejemplo a la hora del marketing. "No podemos hacer publicidad, promociones... Queremos competir en igualdad de condiciones para poder vivir de nuestra actividad y, por supuesto, desde un punto de vista del juego responsable", pide Serafín Portas, presidente de la Asociación Gallega de Empresas Operadoras (AGEO), centrada en las máquinas B.

Entre 2015 y 2016, las tragaperras perdieron la mitad del negocio, pasando de los 629 millones de euros apostados a 394. Con datos a 31 de diciembre, existen en la autonomía 9.431 terminales instaladas frente a casi 3.600 de apuestas, pero existen otras 3.000 de "baja temporal" por la caída de la rentabilidad. "Hemos notado especialmente la crisis y el efecto de la irrupción de otros canales de juego", resume.

Portas considera que la implantación de las apuestas fue demasiado rápida, pues una vez elevado el cupo de terminales de apuestas a 3.600 Galicia cuenta "con una de las ratios de estas y máquinas B más altos de España". "Nos hubiese gustado que tuviera lugar de forma más paulatina, en el contexto de un mercado más maduro", añade. "La rentabilidad por máquina se ha reducido", finaliza antes de añadir que "aún no se ha concretado" la demanda de una rebaja fiscal a las tragaperras.