Los ayuntamientos gallegos "respetan los compromisos previstos y ejecutan lo prometido". Esa es una de las conclusiones del observatorio municipal de la Red Localis sobre el ajuste entre las estimaciones de gastos e ingresos y la ejecución presupuestaria final. De esta forma, tras la crisis económica, los concellos ganaron nueve puntos más de precisión en el capítulo de gastos con un 101% de cumplimiento frente al 93% en 2010, lo que revela -recoge el informe- "un comportamiento responsable y una fuerte disciplina presupuestaria".

Son los municipios de menor tamaño los que han sabido ajustar mejor sus cuentas iniciales a las finales, con una mejora del 85% al 93% durante siete ejercicios. En el caso de los ingresos, es inferior pero se queda en el 94% porque el presupuesto de ingresos es más "estimativo", mientras que el de gastos exige un cumplimiento "más estricto". Aun así, son tres puntos más que el 91% registrado en plena crisis y se aprecia "un comportamiento muy prudente sin que se produzca un inflado de partidas y con cifras cada vez más cercanas a las obtenidas".

El año pasado los concellos gastaron 1,3 euros menos por habitante de lo estimado, al mismo tiempo que ingresaron 7,1 euros más de los previsto. Pese a tratarse de presupuestos realistas hay diferencias según el tamaño del consistorio. En los de más de 10.000 habitantes se invierte por encima de lo calculado -hasta 10,2 euros más en los de menos de 5.000 vecinos- y en los que superan esa población el gasto es menor que el inicial, con hasta 9,5 euros por debajo de la previsión en las grandes ciudades. También hay diferencia entre los 20,5 euros por vecino de diferencia entre los ingresos de los presupuestos liquidados y el inicial en los pequeños ayuntamientos y los 3,7 euros en los municipios más grandes.

Entre las partidas que hay un mayor ajuste destacan los gastos de personal y los corrientes -funcionamiento de la ciudad como agua, limpieza, recogida de residuos...- con un 104% y un 102%, respectivamente. No ocurre lo mismo con las transferencias de capital que destinan a inversiones de otras entidades y el pago de préstamos con un 68% de desviación en el primer caso y del 179% en el segundo.