Los trayectos cortos y por carreteras secundarias son los viajes más nefastos, ya que son los presentan, debido a la confianza al volante por conocer ese recorrido, el mayor índice de accidentalidad. La mitad de los siniestros de tráfico mortales ocurridos en Galicia se producen a menos de 20 kilómetros del domicilio y en más del 30% la velocidad es un factor concurrente.

Las carreteras secundarias y las travesías son las vías donde menos se respetan las limitaciones de velocidad. No pisar el acelerador por encima de lo que marca la señalización evitaría uno de cada tres fallecidos y si la rebaja en las convencionales es a 90 km/h -diez menos que en la actualidad- la accidentalidad mortal caería en torno a un 10%.

El riesgo de morir en un choque frontal a 64 kilómetros por hora es del 19%, se eleva al 65% con el velocímetro a 80 km/h y a más de 95 km/h la probabilidad de un siniestro mortal supera el 90%. Y en una colisión a menos de 40 km/h, hay un 50% de posibilidades de resultar herido. Para tratar de concienciar de que la velocidad (excesiva o inadecuada) mata, Tráfico trasladó en los últimos años a las carreteras secundarias más radares móviles e instaló nuevos cinemómetros de tramo.

Según estudios de la DGT, los conductores interceptados a más velocidad de la permitida circulan por encima de 90 km/h incluso en zonas limitadas a 70. Además, uno de cada cuatro conductores reconoce que excede los límites de velocidad de manera frecuente.