Rubén nació a mediados de julio, pero sus abuelos y sus tíos de Lugo aún no lo conocen. Rubén es un hijo nacido a través de gestación subrogada, y sus llevan más de un mes atrapados en Kiev (Ucrania), porque el consulado español ha dejado de inscribir a los recién nacidos por este método como ciudadanos españoles.

Sus padres, que prefieren manterse en el anonimato, llevaban años deseando tener descendencia. Lo intentaron por diferentes vías (inseminación natural, adopción, ...). "La última bala" fue recurrir a la "gestación subrogada", y ahora tienen a su bebé en brazos, pero no pueden regresar a casa. Ya han pedido una excedencia en sus trabajos hasta diciembre.

Esta pareja no es la única. Una treintena de parejas de distintas partes de España viven el mismo drama. Están atrapados en Ucrania porque desde comienzos de julio no pueden inscribir a sus hijos como ciudadanos españoles y tomar un avión rumbo al hogar.

La razón ofrecida por el Consulado es que la nueva normativa europea de protección de datos impide tomar las pruebas de ADN para demostrar la filiación. Hasta ahora para que un bebé nacido por gestación subrogada fuese nacionalizado como español se le tomaba en el consulado una muestra de saliva, y a su padre también, delante de un funcionario español, y se enviaban las muestras a un laboratorio de España, que debía certificar que el hombre era el padre de la criatura. Si era así, el niño obtenía la nacionalidad española, y podía viajar.

La madre española debía después solicitar su adopción en España, puesto que la legislación española reconoce como madre solo a la que da a luz, en este caso la gestante, aunque la otra aporte sus propios óvulos.

Los padres de Lugo, igual que otras familias, han solicitado también como posible salida al conflicto el pasaporte ucraniano para su hijo, cuenta a este periódico David Monje, gerente de Go4Baby, agencia de gestación subrogada que opera en Ucrania. El problema es que los trámites se pueden demorar "tres o cuatro meses", lamenta Monje.

Con el pasaporte ucraniano del bebé podrían regresar a Galicia, y entonces vía judicial pedir que se reconozca la filiación del padre y que su pareja reclame la adopción. Un proceso que puede durar dos años.

¿Por qué en otros países, no se da el problema que ha surgido en Ucrania? Porque si decides tener un hijo a través de un vientre de alquiler en Estados Unidos o Canadá, allí es un juez de esos países el que sentencia que el procedimiento se ha hecho legalmente y quien acredita la paternidad. No hay que hacer pruebas de ADN y no hay conflictos con el reglamento europeo de Protección de Datos.

David Monje, de la agencia que busca mujeres dispuestas a tener un bebé para otras parejas en Ucrania y Georgia, acusa al Gobierno de Pedro Sánchez de querer "frenar la gestación subrogada". La vicepresidenta, Carmen Calvo, se ha manifestado en contra de los vientres de alquiler. Dijo entender a los hombres y mujeres que quieren tener hijos, pero "no es un derecho, y la gestación no puede estar separada del parto".

El pasado 5 de julio, la embajada española en Ucrania emitió un comunicado desaconsejando a los interesados en vientres de alquiler acudir a este país, por la falta de transparencia y de garantías con gestantes y contratantes. Sin embargo, a los padres que ya habían iniciado el proceso se les informa que el problema que les retiene en Ucrania es con el reglamento europeo de protección de datos, que entró en vigor el pasado mes de mayo.