En un mercado inmobiliario en el que vivir de alquiler sale más caro que pagar la letra de la hipoteca debido a que el coste que deben asumir los inquilinos se ha disparado por el auge de los pisos turísticos, los jóvenes son los que más difícil lo tienen para independizarse. Y eso que el mercado gallego se ha mantenido estable en comparación con el resto de España, con un una subida del 1,41% en el precio del alquiler y una media de 451,83 euros mensuales, mientras que el valor de la vivienda libre oscila entre los 118.000 euros que cuesta un piso de segunda mano y los 145.500 si es obra nueva, con un descenso del importe total de casi un punto en ambos casos en relación al último año. Según el Observatorio de la Emancipación en base a los datos del primer trimestre de 2017, una cuarta parte de los hogares conformados por jóvenes de menos de 30 años que viven de alquiler están sobreendeudados.

Casi 200.000 menores de 30 que residen en Galicia no trabajan ni perciben ingresos, un 7% menos de los que se encontraban en esta situación en el último trimestre del ejercicio anterior. Además, el estudio realizado por el Consejo de la Juventud de España recoge que el salario medio de los jóvenes se incrementó en este periodo en un ligero 0,62% hasta los 9.750 euros anuales -unos 812 euros al mes- . En los hogares conformados por jóvenes los ingresos medios son de 1.500 euros mensuales, un 1,47% más que un año antes.

La tasa de pobreza o exclusión para los que aún no han cumplido la treintena es casi tres puntos más baja que la media nacional, pero afecta a prácticamente el 35% de los jóvenes gallegos.

En este contexto, la cantidad de dinero que un hogar de mínimo dos personas entre 16 y 30 años deben destinar para afrontar el pago de su alquiler se eleva hasta el 33%, un 21% más que hace un año. Por eso, mientras que los hogares con hipoteca sobreendeudados son el 12%, en el caso de los que se encuentran de alquiler se eleva hasta la cuarta parte del total.

Aún así, se trata del régimen de tenencia más habitual entre la juventud gallega porque el 54% de este colectivo paga mensualmente una renta a su casero. Las propiedades con hipoteca suponen, por el contrario, el porcentaje más bajo con un 14,4%. Por encima, se colocan un grupo de jóvenes que cuentan con un inmueble propio totalmente pagado o que ha sido cedido a bajo precio, con un 15,4% y un 16,1% respectivamente. Ya vivan como inquilinos o propietarios, los jóvenes tienen que sumar un desembolso de unos 126,65 euros para pagar la luz y el resto de suministros de la vivienda, que se han encarecido un 12% el año pasado y que se lleva el 9% del ahorro de las familias jóvenes, que supone una variación interanual del 12%.

El coste del acceso a la vivienda de alquiler supera el 30% de endeudamiento máximo recomendado. En el caso de las personas jóvenes asalariadas en solitario el porcentaje supera la mitad del sueldo al representar casi el 56%. La renta máxima recomendable tolerable para un hogar joven no debería superar los 454 euros, mientras que si se trata de un hogar unifamiliar con una persona de 16 a 29 años la cuantía reservada para el pago de la vivienda debería ser como máximo de 243, 76 euros. La situación no es mejor para los que han adquirido un piso en propiedad solos porque la proporción de ingresos que conlleva oscila entre el 28% y el 52,1%.