"Los adultos que llevan tiempo bebiendo desarrollan una gran tolerancia al alcohol", expresa Alejandro Rodríguez, experto en adicciones y director del Instituto Terapéutico Gallego. Es por ello que son capaces de ingerir mayores cantidades que los menores, teniendo en cuenta el abuso continuado por un periodo de tiempo determinado. Apunta Rodríguez que hay que distinguir entre consumidor abusivo y alcohólico.
Para el especialista no es lo mismo un alcohólico de 18 años que de 58 años, precisamente por la capacidad para controlar su manera de beber. En cuanto a las intoxicaciones etílicas en función de la edad, Rodríguez destaca que tiene mucho que ver la soledad. Cuando un joven se enfrenta a una situación de intoxicación etílica está integrado normalmente en la sociedad, suele estar con sus amigos, de fiesta, pero siempre acompañado de manera que son los amigos los que ayudan a ese joven en problemas de este tipo. En caso de que la situación se produzca en casa son los padres los que se hacen cargo. "Pero a esas edades los jóvenes siempre están rodeados de gente", expresa el experto.
Esa es la diferencia con las personas mayores que tienen problemas con el alcohol. "Normalmente están solos, hablamos de personas de 50 o 55 años, o más. Cuando hay un problema de este tipo suelen quedarse solos y en este caso es más difícil detectar las intoxicaciones", expresa Rodríguez.
"El coma etílico se produce por un exceso de consumo, depende de cómo cada persona lo metabolice. Pero sí que puede darse en personas mayores, siempre que la cantidad que se ingiera sea mayor de lo que se bebe normalmente. Entran muchos factores como la tolerancia, el cuerpo... No es un tema específico de los menores pero a estas edades trasciende más por el tema de estar en sociedad", describe Rodríguez, que apunta que el daño físico o cerebral del alcoholismo es "terrible tengas la edad que tengas". "Causa un sufrimiento enorme pero los jóvenes de 16 o 17 años no tienen una percepción de riesgo", añade.
