Aunque no resiste tanto como la piedra, la Catedral de Santiago alberga un "importante" patrimonio cultural en madera que ha demostrado su eficacia "funcional" durante siglos, tanto desde el punto de vista funcional como ornamental, como ocurre por ejemplo en el baldaquino del alta mayor, realizado en el siglo XVII, que será uno de los elementos que se inspeccionará para comprobar si tiene daños internos debido a brechas o a ataques xilófagos. En función de los resultados, se reforzarán puntos críticos estructurales, pero siempre con técnicas de intervención innovadoras y, al tiempo, "reversibles", destacan desde la basílica.

En ese refuerzo, y en la restauración de otros componentes decorativos y estructurales en el templo, tanto fachadas como del interior, tendrá un papel "fundamental" la madera gallega de castaño, también a la hora de construir las nuevas cubiertas de las capillas Mondragón, A Branca y O Pilar. Así lo confirmaron ayer desde la Consellería de Economía y la Fundación Catedral, que han ratificado un convenio por el que la Axencia Galega de Industria Forestal (XERA) y CIS-Madeira ejercerán como asesores técnicos para diagnosticar el estado de conservación de la madera e intervendrán en su recuperación, su diseño constructivo, tratamientos protectores y de acabado y el control de calidad de la madera.

En la firma, el conselleiro de Economía, Francisco Conde, subrayó que la colaboración con la seo, representada por el gerente de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, permitirá discernir los procesos constructivos de la catedral, "conocer de primera mano toda la ingeniería que se desarrolló para su construcción y, a partir de ahí, "colaborar en la preservación y recuperación de nuestro patrimonio". En la misma línea incidió Manuel Touza, ingeniero de XERA, quien señaló que los trabajos posibilitarán conocer "en profundidad" el patrimonio ya construido en madera y "cómo el arquitecto enfrentó esa obra maestra con los medios que tenían hace siglos".

Los socios de la catedral en la tarea, XERA-CIS Galicia, son conocidos en la seo, porque fueron los encargados de evaluar el estado de los yugos de las campanas de la Torre Sur, y su trabajo, como explican desde la basílica y la Xunta, permitió "recuperar y mantener las piezas originales que siguen cumpliendo" la misma función para la que fueron concebidas. Ayer Manuel Touza anunció que se reemplazará la pieza de roble con "más de 300 años de antigüedad" que sujeta las campanas, según informa Europa Press.

Las obras estarán listas, a tenor de la previsión avanzada ayer, antes de que finalice este año y también servirán de escaparate a la madera gallega, como apuntó Francisco Conde.