Fue acabarse julio y quedar Galicia, ya en agosto, bajo los efectos de una intensa ola de calor y con cielos despejados. Y es que el pasado mes no fue nada agraciado con el turismo en la comunidad gallega debido a una climatología un tanto adversa. Esto hizo que la ocupación hotelera fuera menor que la del pasado año por las mismas fechas, cuando se alcanzó el 60% de media en las Rías Baixas, y que el gasto por viajero cayera significativamente. La patronal del sector calcula que como media el turismo se dejó en Galicia un 15% menos de dinero que en 2017.

"Hubo una desaceleración en el consumo; menos alegrías en el gasto", asegura el presidente del Clúster Turismo de Galicia y del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo, Francisco González. "El gasto cayó en julio. Fue un mes con menos alegrías en el consumo que hace un año", coincide en el diagnóstico el presidente de la Federación Provincial de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), César Sánchez-Ballesteros. A falta de estadísticas oficiales, estima que se ha registrado una reducción media del 15% en el gasto de cada viajero. No obstante, el descenso en la facturación global es mayor todavía, dado que el pasado mes vinieron menos personas a Galicia.

¿Por qué la ocupación fue menor? Francisco González explica gráficamente que se produjo la "tormenta turística perfecta". El primer factor es que la climatología no ha acompañado. "Fue un mes horrible. No solo por la lluvia, sino porque hizo desaparecer a Galicia de entre las opciones claras para viajar", tercia Sánchez-Ballesteros. La segunda razón es que están ganando cada vez más peso como destino países del Mediterráneo como Grecia, Marruecos o Turquía, lo que lleva al Levante y al Sur español a pujar por el mercado nacional para atraerlo, algo que afecta, de forma indirecta, a Galicia porque le detrae potenciales clientes. Y a estas circunstancias se suma, además, "la menor alegría en el bolsillo".

Para el presidente del Clúster, se ha vuelto al nivel de julio de 2015. "Llevábamos cinco años creciendo de forma constante y en algún momento teníamos que parar", comenta Francisco González, pero advirtiendo que para nada es malo volver a los registros de 2015.

El sector no desea elevar los niveles de ocupación, sino la rentabilidad del servicio, aunque sea a costa de reducir las plazas ocupadas. Y para ello se necesita que el turista esté dispuesto a sacudir un poco más la cartera. Los precios de los servicios hoteleros ha subido un poco con respecto al pasado año, pero la rentabilidad se ha quedado estancada porque también subieron los gastos de funcionamiento, según cuenta el presidente de Feprohos.

Para este mes de agosto se espera repetir los resultados del pasado año, cuando en las Rías Baixas se llegó a una ocupación del 76% -del 60% de media en el conjunto de la comunidad-, con áreas como las de Sanxenxo o Baiona donde se colgará el cartel de completo. Y también se cuenta con que el gasto por viajero se más elevado dado el perfil de turista de este mes, el de familias con hijos.

Tanto González como Sánchez-Ballesteros consideran que lo importante es consolidar los niveles de ocupación -dejar de seguir subiendo cada año- y tratar de incrementar la rentabilidad.

No solo en los establecimientos reglados flojeó un poco el mes de julio, algo atribuible a la meteorología adversa, sino que también pasó lo mismo en los pisos de uso turístico, una modalidad que cada vez está más en auge. La asociación Aviturga constata que la ocupación media fue del 75%, pero que se ha registrado un leve descenso con respecto al pasado año. En todo caso, los mejores resultados de estas estancias cortas se produjeron en destinos urbanos como Vigo, Pontevedra, Santiago y A Coruña, por encima del 80% de plazas ocupadas.