Los ayuntamientos suelen jugar con el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) para atraer la inversión. Por ejemplo, el Concello de Cerdedo-Cotobade lo eliminó el verano pasado, el primero de entre los que lo aplican en la comunidad que le dio carpetazo. El objetivo, según reconoció la corporación municipal, ofrecer mejores atractivos para la construcción de viviendas, la rehabilitación de inmuebles y el asentamiento de empresas. También el Concello de Ponteareas rebajó el impuesto un 43%. El año pasado, el Concello de A Laracha también redujo un 95% el ICIO, de 20.819 a 1.041 euros, para la reforma del centro médico. Por su parte, la Xunta ha anunciado que primará en las subvenciones a los ayuntamientos que bajen los impuestos, entre ellos el ICIO.

Cuando los concellos envían sus presupuestos al Ministerio de Hacienda detallan el importe que creen que van a recaudar de cada impuesto. En el caso del ICIO siempre se pasan y finalmente recaudan menos de lo previsto. En 2008 presupuestaron 117,9 millones, pero finalmente fueron 74,7, un tercio menos. Desde entonces, todos los años la previsión siempre se ha quedado por encima de la recaudación final, aunque en los últimos ejercicios no hay tanta brecha entre ambas cifras. Aún así, en 2016 la previsión fue de 27,6 millones y finalmente los ingresos fueron 23,1 millones, un 16% menos.