Heredeiros da Crus reventó el año pasado la plaza de Fefiñáns de Cambados durante su concierto en la Festa do Albariño, superando, según los cálculos del concello, el aforo del recinto con entre 8.000 y 9.000 personas. Algo similar sucedió hace tres años en la compostelana plaza de A Quintana durante un concierto organizado por los 40 Principales. La nueva Lei de Espectáculos Públicos que entra en vigor el próximo lunes pretende poner coto a los excesos de público, algo que afectará no solo a los recintos cerrados, sino también a los espacios públicos abiertos, donde los concellos sopesan cómo actuar. La contratación de personal para situarse en los accesos con contadores para poder restringir temporalmente la entrada es una de las opciones que ya manejan, lo que supondrá un gasto extra añadido a las dudas sobre una norma que carece de un decreto de desarrollo. En concellos como Vilagarcía, que en agosto celebra la fiesta del agua, consideran un "desastre" la falta de información sobre la norma y auguran "improvisación", así como censuran la falta de medios y las dificultades para controlar los accesos a espacios públicos abiertos. "¿Cómo se controla una plaza muy abierta?", añaden fuentes del concello de Pontevedra.

El caso de Cambados es el primero que ya ha avanzado que limitará el acceso a la plaza de Fefiñáns durante los conciertos. El máximo permitido será de 5.000 personas, como avanzó FARO la semana pasada, y los encargados de regular el acceso serán personal de seguridad con contadores digitales, aunque deberán coordinarse para colocar el cartel de "prohibido el paso" y lidiar con los vecinos a los que no les permitan entrar a una plaza pública.

Esa opción de limitar el acceso también está sobre la mesa en la capital de Galicia, que en julio celebra la festividad del Apóstol. "Esa opción no se descarta", reconocen desde el concello. De momento, esta semana analizarán el dispositivo de seguridad para los fuegos artificiales del 24 de julio con la vista puesta también en la nueva ley. "La asesoría jurídica está analizando el nuevo marco, pero no hay cerrada ninguna decisión", exponen fuentes del consistorio santiagués.

La Lei de Espectáculos Públicos de Galicia obliga a realizar un plan de autoprotección ante eventos tanto en recintos cerrados como abiertos, fijando salidas de emergencia, pero también estableciendo el aforo máximo permitido en función del escenario que se montará, por ejemplo. "La administración local tiene que graduar la afluencia y la peligrosidad para tomar medidas", apunta Manuel Mirás, alcalde de Oroso y vicepresidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), que ha recogido las dudas municipales sobre el nuevo marco legal.

Mirás sostiene que para los concellos "no cambia prácticamente nada" porque ya estaban acostumbrados a gestionar fiestas y eventos lúdicos, aunque reconoce la necesidad de establecer cuánta gente puede acceder a una plaza para ver un concierto sin que haya riesgo. "Es cuestión de adaptarse", resume restando importancia a esta cuestión. Este verano, sin embargo, los concellos dudan sobre cómo cumplir el nuevo marco.

Hasta 600.000 euros de multa

Ahí radica una de las incertidumbres de la nueva ley, nacida con vocación de evitar tragedias como la del Madrid Arena. Y es que las multas por exceso de aforos tanto en espacios cerrados como en abiertos se elevan hasta un máximo de 600.000 euros si existe peligro para el público, mientras que si no se da ese riesgo, bajan a un tope de 30.000. Además, la ley faculta a la Policía a suspender un evento de forma cautelar si necesidad de orden judicial si detecta un potencial peligro público.

"Habrá mucha improvisación", sostiene Sonia Outón, concejal de Vilagarcía, quien critica a la Xunta por elevar los controles que deben acometer los concellos sin proporcionarles más medios. "La ley no aclara nada y deja todo abierto a interpretación. Va a ser un sálvese quien pueda", resume. Sobre la opción de controlar los accesos a los conciertos en espacios públicos ironiza. "No tenemos una varita mágica para saber cuánta gente va a venir y si hay que controlarlo tanto, ¿nos dan 20 policías locales más?", cuestiona antes de diferenciar la plaza de Fefiñáns de Cambados o la Quintana de Santiago, que con "más fáciles de cerrar", de otros espacios.

Ese argumento es usado desde el concello de Pontevedra. Fuentes del consistorio descartan controlar el público en la plaza de España porque "está muy abierta" y anula los riesgos. En el caso de los conciertos en la plaza de A Ferrería, aseguran que "nunca se llenan".