Al mismo tiempo que se reduce el número de sacerdotes también baja la afluencia de fieles a la misa dominical, sobre todo de jóvenes. Por lo tanto, el problema del relevo generacional afecta tanto al clero como en los laicos que se dedican a la celebración de la palabra en ausencia del presbítero. Por eso, en parroquias como la de Tamallancos tratan de atraer a los niños a participar en las lecturas o como monaguillos para que se impliquen y no se alejen de la vida religiosa una vez que hacen la Confirmación. "Hay que motivarles para que dejen de ver la misa como una cosa del pasado y de abuelas y se pueda mantener esta tradición religiosa en las futuras generaciones", destaca José María Gómez involucrado con su parroquia al celebrar la palabra cuando el sacerdote no puede asistir.