Mientras De Cospedal y Santamaría no muestren sus cartas, la batalla está por ahora entre cuatro espadas. Uno de ellos, José Manuel García-Margallo, ya había avanzado que presentaría su candidatura aunque solo fuera para frenar a Sáenz de Santamaría. Ayer, el exministro de Exteriores ratificó que la presentará porque "es tarde" para retirar su proyecto después de poner en marcha la recogida de avales, e instó al resto de candidatos a que expliquen "para qué se presentan, por qué se presentan, qué quieren hacer con el partido y para qué quieren el partido", porque considera que la elección del presidente de los populares "no es un concurso de belleza, sino un concurso de ideas".

García-Margallo sostuvo que lo único que hubiera "condicionado" la retirada de su candidatura es que el "proyecto y programa" del presidente de la Xunta o "de cualquier otro candidato" coincidiera con el suyo.

Por su parte, Pablo Casado ratificó ayer que presentará mañana formalmente su candidatura porque quiere "recuperar la honestidad y la eficacia en la gestión como seña de identidad", y volver a captar a los votantes jóvenes, así como aquellos que apoyaron a Ciudadanos en los últimos comicios. Para ello, quiere reivindicar los principios y valores "de siempre" del PP con el objetivo de "revitalizar al mejor partido de España".

En declaraciones ante la sede del PP, Casado admitió que ha dado este paso ante el silencio de algunos pesos pesados en el partido que no se han pronunciado en estos últimos días -en alusión a Feijóo, Cospedal y Santamaría-. Según dijo, no pueden dar el mensaje a los afiliados de que "nadie quiere liderar" el PP, algo que para el constituye uno de los "mayores honores".

Casado comunicó su propósito sabiendo ya que la juez que investiga cómo obtuvo un máster de la Universidad Rey Juan Carlos había pedido al Congreso que certifique su condición de diputado.

También de Ávila como Pablo Casado ha salido otro candidato. Es el diplomático José Ramón García Hernández, que se ha definido como "menos conservador" que Mariano Rajoy, además de mostrar su sorpresa porque no sabía que su compañero también iba a dar el salto.

Y desde Valencia llega José Luis Bayo, que se presenta como aspirante "sin mochilas de absolutamente nada" además de contar con las "manos limpias" para abordar la regeneración que piden los militantes.