Galicia tiene una planificación "particularmente deficiente" en "prevención, emergencia y autoprotección", pese a ser "la comunidad que sufre más incendios" en España, según un informe divulgado ayer en Madrid por la organización ecologista Greenpeace.

El informe titulado "Protege el bosque, protege tu casa" advierte que ninguno de los 313 ayuntamientos gallegos dispone de plan de emergencia. La Ley de Montes establece la obligatoriedad de las comunidades autónomas de elaborar planes preventivos en áreas de alto riesgo y Protección Civil obliga a los ayuntamientos situados en estas mismas zonas a contar con un plan de emergencias. Sin embargo, ninguno de los municipios gallegos ha hecho los deberes todavía. En el resto de España, solo un 20 por ciento de las corporaciones locales tienen aprobados estos planes de emergencias.

El documento analiza el estado de la planificación frente a incendios forestales en toda España y concluye que tan solo 5 de las 17 comunidades autónomas cuenta con planes de prevención de incendios forestales que, "aún así, no llegan al aprobado".

"El caso de Galicia es especialmente flagrante, ya que junto a Asturias, Cantabria, País Vasco y las provincias de León y Zamora, sufren el 51,57% del total anual de los incendios", según la organización ecologista.

Greenpeace reprocha a la Xunta, que a pesar de que Galicia es la comunidad con más incendios forestales (3.249 fuegos y 32.623,34 hectáreas quemadas en 2017, según datos oficiales), "no ha respondido a las cartas de petición de información y, por tanto, no existen datos relativos al estado de la planificación".

Añade que "tampoco hay constancia de planes de emergencia a nivel municipal" y destaca, sin embargo, que "se han realizado campañas de autoprotección y que hay numerosa información pública de fácil acceso".

Subraya que "las quemas son la causa principal de incendios" en Galicia, donde sugiere que "para acabar, limitar y prevenir los incendios intencionados es fundamental una buena gestión de las quemas, siempre controladas y autorizadas, respetar las temporadas de prohibición, ofrecer alternativas al uso del fuego, así como prevenir al máximo adoptando las recomendaciones y prohibiciones oportunas".

Esta organización considera "vital emprender campañas de concienciación" en el ámbito rural para "entender que una práctica tradicional requiere de un tratamiento distinto en un medio que ha evolucionado a un paisaje altamente inflamable".