Los sindicatos que impulsaron la votación (USO, UGT, CSIF y CC OO) denunciaron ayer las coacciones e intimidaciones de que fueron objeto por parte de las tres centrales que no querían poner fin a la huelga. Incluso, a título personal, ponían en duda la validez de los resultados porque estuvieron condicionados por la campaña de presión, si bien no se habló en ningún momento de impugnarlos.

Manuel Díaz (UGT) calificó lo ocurrido como "absolutamente lamentable", pues considera que los tres sindicatos realizaron "un ejercicio de intolerancia para tratar de impedir que se votase libremente, coaccionando, amenazando e insultado".

"Ha habido situaciones muy difíciles y muy complicadas para quienes las han sufrido. Fue un ejercicio de violencia física y verbal, tremenda. Han podido cometer varios supuestos delitos como coacciones, amenazas, insultos, daños materiales y, los dos más graves, impedir el derecho fundamental al voto y la incitación al odio", denunció.

"Es triste que la gente con la que has estado hasta hace nada codo con codo, pasándolo mal y luchando, hoy se hayan comportado así", censuró.

Por parte de CSIF se califica de "lamentable" las acciones provocadas por los tres sindicatos restantes del comité de huelga, "que pretendieron boicotear la consulta hasta el punto de que fue necesaria la presencia policial en algunos centros". Estas central también habla de "coacciones, insultos y amenazadas".

La postura oficial de los promotores de la consulta, en todo caso, se conocerá hoy en un comunicado.

Por su parte, CUT, STAJ y CIG consideraron que los funcionarios votaron "dignidad" al rechazar el acuerdo que, dicen, pactaron los otros cuatro sindicatos con la Xunta a sus espaldas.

"La gente habló y habló dando respuesta a una traición y a la dignidad que por suerte la mayoría del colectivo de Justicia tiene, la gente no se vendió, siguió adelante luchando por lo que quiso luchar", declaró Óscar Freixedo (CIG).