Audasa, la empresa concesionaria de la Autopista del Atlántico, la AP-9, ha cerrado otro año con una muy saneada cuenta de resultados. Ha obtenido algo más de 44 millones de euros en beneficios el pasado año. Supone un ligero descenso con respecto a 2016, ejercicio en el que se rebasaron los 45 millones, pero va en consonancia con los números de los últimos tres años, con un tráfico ya recuperado tras la crisis. De hecho, los ingresos totales por peajes subieron un 1,5% hasta los 140 millones. Estos resultados se producen a pesar de que la concesionaria de la principal vía de comunicación de Galicia está en el ojo de la polémica de forma continua.

Cada año, el Ministerio de Fomento advierte a la empresa con abrirle expediente por las retenciones que se producen en las cabinas de pago, sobre todo en verano, por la falta de personal para atenderlas durante las horas en que la gente vuelve de las playas. Además, la AP-9 tiene los tramos de España con los peajes más caros del Estado, la concesionaria es la que recibe un mayor número de reclamaciones de sus conductores y también es la que tiene menos trabajadores por kilómetro de autopista de España.

Sin embargo, esta autopista no tiene alternativa para la circulación y su uso es, en la práctica, obligatorio para no tirarse horas conduciendo por la carretera nacional.

Aunque los peajes bajaron ligeramente en 2017 -15 céntimos en el recorrido completo entre Vigo y Ferrol-, aumentó el tráfico, una magnitud asociada a la recuperación económica y al movimiento del turismo, lo que se tradujo en una facturación de 140,755 millones euros, un 1,53% más que los niveles alcanzado en 2016, cuando la cifra de negocios de Audasa llegó a los 138,622 millones de euros.

Esta cifra superior a los 140 millones no se veía desde el año 2012 y deja una facturación media de casi 640.000 euros por cada kilómetro de la autopista. Cada día, Audasa ingresa en su caja nada menos que 385.000 euros procedentes del peaje que pagan los conductores por utilizar la AP-9.

La mínima bajada de los peajes que aplicó el pasado año contrastará con la prevista para este año por cuatro conceptos y que como poco será superior al 3,91%.

A la que ya se aplicó el pasado 1 de enero del 1,91% vinculada a la evolución del IPC, se suman otro incremento del 1% acumulativo durante 20 años para que Audasa amortice las obras de ampliación del puente de Rande y la circunvalación de Santiago (276,4 millones de euros) y el otro más de un 0,9% para compensar a la concesionaria por la gratuidad en el viaje de vuelta entre Vigo y Pontevedra, vigente desde el 2013 y cuyo cobro ha reclamado ya la empresa con un contencioso administrativo.

Y aún falta por implantar otra subida, la que servirá para compensar a Audasa por la eliminación del peaje en el tramo Vigo-Redondela, el más caro de la red estatal de autopistas, que cuesta 90 céntimos por solo tres kilómetros. No obstante, aún no se ha determinado cuándo entrará en vigor la exención del peaje en este tramo ni cómo se repercutirá en lo usuarios que recorran el resto de la AP-9.

La concesionaria es objeto de constantes reproches políticos y sociales. Por sus elevadas tarifas, por la falta de personal en la cabinas o por el intenso ruido, por ejemplo, que tienen que soportar los vecinos de Teis.

En el informe sobre autopistas que edita de forma periódica el Ministerio de Fomento se revela que Audasa acumula varios años como la concesionaria que recibe más quejas de sus usuarios. El balance de 2015 -el último publicado- muestra que ese año la gestora de la AP-9 recibió 215 reclamaciones, muy por encima de Autopista Eje Aeropuerto (M-12), que ocupó el segundo puesto con 98 quejas o de Acesa (AP-2 y AP-7), la tercera, con 75. Audasa se mantiene a la cabeza de ese listado de 30 sociedades concesionarias desde 2013. A lo largo de esos tres años el número de quejas ha bajado -no solo en la AP-9, también en el resto de principales autopistas-, pero a pesar de esa mejora Audasa ha seguido encabezando el ranking. En 2014 gestionó 254 reclamaciones, el año anterior 281 y el previo 282. En cuestión de cuatro años, supera el millar.