"É da casa". Es la mítica frase que se escucha a diario a la mesa de los hogares gallegos y también en cualquier recorrido por los mercados y ferias de la comunidad. Y es que ser un producto da terra lleva implícito un plus de calidad. Desde patatas, pimientos o grelos, hasta ternera, quesos o licor café. Por su calidad y procedencia, los productos con sello gallego se han convertido en objeto de la picaresca e incluso del fraude para llegar a la cesta de la compra. En los últimos años, las denuncias desde los consejos reguladores y las organizaciones agrarias por irregularidades en el etiquetado de los productos agrícolas y cárnicos han destapado fraudes de empresas que comercializan como gallegos alimentos que no lo son.

Las inspecciones promovidas por la Consellería de Medio Rural han destapado en la comunidad anomalías en el etiquetado del sector de frutas y hortalizas. Desde el año 2014, la Xunta abrió un total de 89 expedientes sancionadores a operadores por hacer referencia a Galicia en la etiqueta, la presentación o la publicidad de sus productos cuando en realidad se trata de un alimento foráneo. El año pasado, los procesos abiertos por irregularidades en el etiquetaje casi se triplicaron en relación al ejercicio anterior, al pasar de siete a 17. Solo en los dos primeros meses de este año se tramitaron seis expedientes sancionadores, casi un tercio de los abiertos en todo 2017.