"Perdona que te aborde sin conocerte, ¿pero qué tengo que hacer para irme a Suecia?". Esta es la pregunta que más ha escuchado la pontevedresa Diana Antón desde que el martes pasado este diario publicó su testimonio, el de una joven especialista en Medicina de Familia que en 2014, harta de aguardar por un contrato del Sergas y dispuesta a no tragar con la precariedad laboral que le aguardaba en Galicia, emigró a Suecia, donde disfruta de un contrato indefinido desde el primer día, 6.500 euros netos de sueldo al mes, y lo que es más importante para ella, "30 minutos para examinar y diagnosticar a cada paciente".

Más de 215.000 personas leyeron su historia en la web de FARO DE VIGO. Durante cuatro días fue la noticia más leída de la página de este diario. Su relato se hizo viral y suscitó miles de comentarios. El 56% de los lectores llegó a la noticia por Facebook, y la gran mayoría a través de su móvil. Médicos que en Galicia encadenan contratos de días y semanas compartieron su historia, igual que los novios, padres o hermanos de estos facultativos. Aplaudieron su "rebeldía", su "denuncia" de como funciona la sanidad pública y su "valentía por salir con nombre y apellidos, sin temor a represalias". Médicos españoles que como ella también emigraron a Suecia o Noruega se pusieron en contacto con la joven. Sindicatos profesionales también se hicieron eco de su testimonio, y miles de ciudadanos encontraron en el caso de Diana Antón el paradigma de cómo la crisis económica ha expulsado de este país a la generación más formada de su historia. Para otros es el símbolo del deterioro de la sanidad pública. Y para muchos, es la constatación de que sea cual sea el problema, laboral o sanitario, la resolución será compleja porque Diana Antón, en un ejercicio de máxima sinceridad, proclamó: "No vuelvo ni loca, en Suecia, tengo 30 minutos para cada paciente". Y también un contrato indefinido, un buen sueldo, un día a la semana para trabajar desde casa sacándose de encima carga burocrática, organiza su propia agenda de pacientes y reserva hasta 45 minutos para los casos más complicados. Además , por morriña, decidió trabajar solo tres semanas al mes y la cuarta viaja a Galicia para estar con la familia y los amigos. Y año a año negocia su sueldo con su jefe.

"El impacto de la entrevista ha sido tremendo. No me lo imaginaba en absoluto. Quise contar mi historia, después de leer vuestro reportaje sobre la precariedad laboral de los médicos de familia temporales. Yo podía ser uno de ellos, pero decidí marcharme. Me da pena que profesionales como la copa de un pino trabajen como lo hacen", asegura Diana Antón.

"He recibido más de un centenar de solicitudes de amistad y más de 300 mensajes de Facebook, y me da pena porque muchísimos son para preguntarme cómo hay que hacer para irse a trabajar a Suecia, y saber si es cierto que el sueldo es de 6.000 euros, y si de verdad tengo media hora para cada paciente", relata Diana, que ayer ya se había incorporado a su consulta en Delsbo, un pueblo de 1.500 habitantes en Suecia.

"Parezco una oficina de colocación, y no era mi intención. Yo querría que la gente no tuviese que marcharse como yo. Me da mucha rabia porque España y Galicia forman excelentes profesionales de la sanidad, y luego son otros países quienes aprovechan esa formación", asegura Diana Antón. "Yo lo tuve mucho más fácil, me busqué la vida y me salió bien. Me vine a Suecia, sin idea de sueco, y en la primera entrevista de trabajo ya me contrataron. Ahora es imposible. Desde abril de 2016, para homologar el título de Medicina ya tienes que demostrar un nivel B1 de sueco. En todo caso, necesitan doctores y enfermeras, y hay empresas especializadas de contratación, que te ayudan, y en cuatro meses intensivos puedes obtener el B1 de sueco", expone.

"Yo volvería a mi tierra a trabajar, pero no es cuestión solo de que me ofrezcan un contrato indefinido. Es que en Suecia, tengo diez pacientes al día, y en Galicia algunos de mis compañeros de promoción cuentan que pueden ver en un día 50 pacientes. Tendría que cambiar el sistema para que yo hiciese el camino de vuelta, y lo veo imposible", se lamenta Diana.

La joven médica denuncia que en España se ha degradado la especialidad de Medicina Familiar. "Se nos ve como médicos de segunda categoría, y nos han convertido en meros derivadores, el sistema es tal que no nos dejan hacer otra cosa, cuando podríamos hacer mucho más, podríamos ser más resolutivos si cambiara el modelo porque tenemos formación", esgrime Diana Antón, y pone de modelo a Suecia: "Allí yo diagnostico un alzheimer, un cáncer... y solo pasamos al especialista, los casos más difíciles", añade.

A Diana le gusta tanto el modelo sueco, que habló con sus anteriores jefes en Pontevedra. Y a partir de marzo seis licenciadas en Medicina harán una rotación de un mes en el centro de salud en el que ella trabaja: "Quiero que vean que hay otra Medicina Familiar posible. Es una especialidad preciosa, se pueden hacer tantas cosas".