Las oposiciones de 2017, convocadas el pasado diciembre y aún no celebradas, incluyen 158 plazas para médico de familia, de un total de 1.616 plazas. Estas plazas para Atención Primaria son una esperanza para los sustitutos que ahora trabajan en el Sergas cuando facultativos con plaza se ponen enfermos, se van de vacaciones o agotan sus días para asuntos propios. Se presentarán a las pruebas, unos con más opciones que otros, de conseguir un puesto fijo, en función de los años ya trabajados.

La Consellería de Sanidade ha prometido que de aquí a 2020 prevé convocar hasta 5.000 plazas para rebajar la temporalidad en toda plantilla de la sanidad pública hasta el 5%. Es una oportunidad para estos facultativos, que ahora trabajan por la mañana en un centro de salud y luego se suben al coche a hacer una guardia en el PAC de otra localidad. Es cuestión de años y "de aguantar" para acceder a un puesto de funcionario, exponen.

A diferencias de otras áreas de la administración y por ser un servicio sensible y esencial, Sanidade intenta cubrir el máximo de bajas posibles, incluidas las ausencias de un día de un facultativo que de repente se encuentra enfermo. Así que siempre va a haber médicos sustitutos que tengan que bailar de centro en centro para que los pacientes no se queden sin doctor.

La Xunta asegura que faltan médicos de Primaria para cubrir todas las bajas, y los médicos sustitutos le dan la razón, y por ello no entienden que les traten así, siendo necesarios. De hecho, el Gobierno autonómico va a aprovechar la reforma de la Lei de Saúde para blindar que médicos extracomunitarios puedan trabajar en Galicia, pues el déficit se agravará con la futura jubilación de facultativos.

La "precariedad" que denuncian los médicos de familia no les es exclusiva y sostienen que "hay malas condiciones laborales" en los hospitales, y que es "peor el caso de las enfermeras".

"¿Un buen servicio con 60 pacientes que no conozco y 4 minutos para cada uno?"

Claudia es la única médico de familia que no quiere ocultar su nombre. Hace año y medio, tras terminar su residencia, empezó a trabajar en la zona de Ferrol. Tiene trabajo y no se queja del sueldo, pero las condiciones laborales son otro cantar. "He estudiado 6 años de carrera, he preparado el MIR un año y hecho una residencia de cuatro años ¿para tener contratos de día, o de lunes a viernes, para no tener vacaciones porque mis contratos son muy cortos y para que el Sergas no cotice por mí los fines de semana, aunque luego me exige exclusividad?", se pregunta indignada.

"Se supone que tenemos seis minutos por paciente, pero fuerzan las agendas y citan a 2 o 3 pacientes a la misma hora", afirma. "Así puedes llegar a tener una lista con 70 enfermos, como me ha pasado, aunque lo normal es 35-40", añade.

"A los pacientes más mayores a veces no les pido que se quiten la chaqueta, porque no hay tiempo, tardan mucho, los ausculto con ella puesta, y les digo que solo se desabrochen la camisa", relata Claudia, quien ya ha pasado por 9 centros de salud y cuatro PACs. "El 28 de febrero se termina el contrato que tengo, y no sé que voy a hacer en marzo, me lo dirán el día 27, como otras tantas veces", se lamenta.

"Firmé en año y medio un centenar de contratos y en 2 meses, un total de 56"

El estreno laboral de Sara, otro nombre ficticio, fue espectacular: "En mayo y junio de 2016, firmé 56 contratos, un contrato por día, y los días restantes hasta cumplir los dos meses los descansé, eso sí, sin derecho a cotización". Como agravante, añadir que en una semana podía trabajar en "3 o 4 centros de salud".

Desde entonces su expediente laboral es amplio, pues acumula "un centenar de contratos", "Mi contrato más largo es de mes y medio", expone Sara, quien ha pasado y ha vuelto por una veintena de centros de salud.

"Un día cubres una sustitución en Forcarei, otro día en O Grove, otro día en Bueu, otro en O Salnés, ... con este ritmo de vida, ¿quién se plantea tener hijos?", se queja Sara, quien advierte de que compañeros suyos se han ido a trabajar a Suecia. "Allí pagan más, las condiciones laborales son mejores y les tratan mejor", cuenta Sara, quien denuncia que el Sergas ofrece "algo que es ilegal, encadenar consultas con guardias en PAC, y así terminar trabajando 31 horas seguidas". "Yo no he aceptado, pero las ofrecen", remarca. "No me atrevo, si me equivoco con un paciente, al ser una ilegalidad, no estoy cubierta", explica.

Sara advierte de que el Sergas no sólo maltrata a sus profesionales, también deteriora la calidad del servicio: "Aterrizo en un centro de salud, no conozco a los pacientes y tengo que ver a 60 pacientes, ¿cómo voy a atenderlos en 4 minutos como Dios manda? Haces lo que puedes, pero sólo ponerte al día, leer su expediente para conocer sus dolencias consume el tiempo tasado, luego ellos se quejan porque esperan, ... hay días que son infernales".

"Quiero tener hijos, pero no sé dónde voy a trabajar mañana"

Alba quiere ocultar su verdadera identidad y que no se mencione tampoco en que área sanitaria trabaja. Por se acaso. Cuenta que pasa de los treinta años y tiene pareja, y querría tener hijos, pero se pregunta cómo va a tomar esa decisión si no sabe dónde va a trabajar mañana o en qué horario. Además con los contratos de días, semanas y mes que encadena no tendría derecho a la baja de maternidad, igual que no iene derecho a un mes de vacaciones con sueldo.

Cuestiona que a los políticos se les llene la boca hablando de la gravedad de la crisis demográfica, pero luego no ayudan a las gallegas que sí quieren ser madres.

Alba siempre quiso ser médica, le encanta el trato con el paciente, pero reconoce que ser una doctora sin plaza que hace sustituciones "quema mucho". "Puedo estar el lunes en un centro de salud y volver el viernes al mismo, después de haber rulado por otros dos", cuenta y añade: "Hay bajas de médicos que son cubiertas por hasta 5 facultativos, eso va en detrimento de la calidad del servicio que se presta al enfermo. ¿No se puede hacer de otro modo y que esa baja la cubra el mismo médico que así podrá hacer seguimiento a los pacientes?", se pregunta.

Alba entiende que siempre va a haber bajas imprevistas, de un médico que se levanta, se siente indispuesto y no puede ir a trabajar y urge sustituirlo en el plazo de dos horas, pero "hay otros casos que se pueden gestionar mejor desde el Sergas".

"Me he ido del cumpleaños de mi hija para no ser penalizada"

"Me han llamado en plena fiesta de cumpleaños de mi hija para cubrir una guardia en un PAC y me he ido; me he salido del cine para ir a otra, ... porque te llaman para cubrir a un médico que se ha puesto enfermo y si te niegas te penalizan, y yo por mis circunstancias familiares no puedo permitírmelo", denuncia Paula, médico de familia en el área sanitaria de Vigo.

Paula es una de las doctoras que ha firmado un contrato de vinculación, por el cual el Sergas te garantiza trabajo durante un año, pero "estás a su libre disposición, te llaman cuándo quieren y para dónde quieren". "La mayoría de los que apostaron por esta vía, ya han desistido", apunta. "Es un régimen de semiesclavitud", protesta.

Paula también quiere permanecer en el anonimato. Teme ser castigada. "Una vez me quejé y luego vi como otros, más dóciles, me adelantaban en la lista para cubrir bajas y hacer sustituciones", cuenta.

"Me he pasado dos años y medio sin vacaciones porque mis contratos son cortos, y como necesitan gente, te llaman, y encadenas uno con otro, y te liquidan las vacaciones. Por día y medio de vacaciones de un contrato, no voy a renunciar a otro contrato. Necesitas un contrato de tres meses para tener derecho a una semana de vacaciones", expone.

Paula, igual que el resto de sus compañeros, denuncia que éste no es solo un problema laboral de los médicos sin plaza. "Se están cargando la sanidad pública, vemos los pacientes a todo correr, es una pena", lamenta. "Hacerles seguimiento es imposible", añade.

"Es ilegal, pero he trabajado 31 horas seguidas entre consultas y guardias"

Javier, nombre ficticio, tiene trabajo, pero ¡en qué condiciones! Es médico de familia, terminó la residencia en mayo de 2017, y desde entonces ha pasado "en 10 meses por más de 30 centros de salud y ha firmado más de 40 contratos" en la provincia de Ourense. El mejor contrato fue para sustituir durante un mes a otro doctor durante sus vacaciones. El contrato más pequeño, duró 17 horas, para cubrir a un facultativo que se puso enfermo.

Lo peor aún está por contar. Admite que es "ilegal" pero ha trabajado 31 horas seguidas. ¿Cómo? Atendiendo de mañana a los pacientes de un centro de salud, y al terminar a las tres de la tarde, yéndose a un Punto de Atención Continuada, en otra localidad a hacer una guardia de 17 horas, y de ahí a primera hora de la mañana, de vuelta al centro de salud para pasar de nuevo consulta. "El Sergas nos ofrece encadenar consultas y guardias, a sabiendas de que es ilegal, hay quienes se niegan, pero otros no". ¿Por qué? Porque temes ser "castigado" y que luego no te llamen con tanta asiduidad, explica Javier, quien rehúsa dar su nombre por temor a "represalias". "Sé que no es bueno para mí, ni para el paciente al que atiendo, pero necesito trabajar", expone Javier, quien se presentará a las oposiciones que convocará el Sergas, aunque sin mucha esperanza de conseguir plaza. "Tengo muchos por delante con más años de trabajo", explica.

"En Ourense tenemos trabajo, no nos falta, pero las condiciones son pésimas. Esta semana he estado trabajando en 3 centros de salud diferentes, y el fin de semana me voy al paro y no cotizan por mí, y tampoco tengo derecho a vacaciones", se queja.

"Mi mejor contrato ha sido de un mes; el más corto, de solo 7 horas"

María, también nombre ficitio, acabó la residencia de medicina familiar en mayo de 2016 y desde entonces trabaja en el área sanitaria de Vigo. "A mí también me han ofrecido trabajar 31 horas seguidas, pero me he negado, es ilegal", confiesa esta joven que entre junio y diciembre de 2016 firmó 35 contratos, algunos de solo 7 horas para cubrir a otro facultativo enfermo, y otros de 17 horas para hacer guardias sueltas en algún PAC. En el plano laboral, 2017 fue un año mejor. "En 12 meses, firme 11 contratos. Eran mensuales. Un mes no trabajé pero porque decidí irme de vacaciones, eso sí vacaciones no remuneradas y sin que nadie cotice por mí", relata María.

"No tenemos días de libre disposición, no tenemos vacaciones, no cotizan por nosotros los fines de semana, no tenemos permiso de maternidad, ... Mi temor es si seré capaz de aguantar este ritmo 3 o 4 años hasta conseguir una plaza o una interinidad. A las diez de la mañana te llaman para que estés a las tres de la tarde para pasar consulta en A Guardia, y si dices que no te penalizan y pasas al final de la lista", expone.

María fue una de las doctoras que firmó un contrato de vinculación, por el cual el Sergas le garantiza trabajo durante un año, pero no un contrato anual. "A cambio, tenemos que trabajar 190 horas al mes, pues aparte de las 140 horas de las consultas en los centros de salud, tenemos que hacer 50 horas de guardias, el problema es que no están planificadas, y no sabes dónde ni cuándo las vas a hacer. Yo rompí el contrato, era una locura de vida", afirma.