Son la infantería en la lucha contra los incendios. Los primeros que llegan al lugar y los últimos en marcharse. Los que están en la primera línea de la batalla; en la primera línea de fuego. Se juegan la vida cada vez que aparecen llamas en los montes gallegos y pelan hasta la extenuación para apagarlos. Por eso, el colectivo está molesto por las acusaciones que se producen cada vez que un brigadista es detenido por prender fuego a los bosques. El último, la pasada semana. Un joven de 21 años que supuestamente incendiaba zonas de arbolado minutos antes de acudir a su puesto de trabajo en el servicio municipal de extinción de Lobios, en Ourense. Por ahora solo ha reconocido la autoría de tres de los seis incendios que se le atribuyen. En la gran ola de fuegos del verano de 2006, por ejemplo, también fueron detenidos dos brigadistas, uno en A Coruña y otro en Ourense.

"Una oveja negra siempre hay, pero no se puede criminalizar a todo un colectivo. Al ser tantos, siempre puede haber una o dos personas, pero para nada es lo habitual. Es como si a un Guardia Civil le cogen por llevar droga. No vamos a decir que toda la Guardia Civil es traficante", sentencia con vehemencia Javier Estévez, bombero forestal en la comarca pontevedresa de Deza.

"Para nada relacionamos los incendios con brigadistas que prendan fuego. Los que salen son un porcentaje muy mínimo. También hay incendios en Portugal, en Asturias, en León? ¿También son culpa de los brigadistas gallegos?", se pregunta otro bombero que trabajó el pasado fin de semana en la extinción de los fuegos y prefiere mantener el anonimato.

"Me extraña que una persona cuyo trabajo sea apagar incendios se dedique a encenderlos, pero locos y ovejas negras hay en todos los sitios. Nos meten a todos en el mismo saco y no puede ser", se queja Eduardo González, con base en Arnoia.

José Ramón Abades, bombero forestal en Silleda, añade otro elemento en la discusión. Abades diferencia entre los bomberos forestales, personal profesional y fijo a sueldo de la Xunta, y los brigadistas que los concellos contratan por meses. Estos últimos solo se dedican a desbrozar y no a apagar los incendios como hacen los bomberos forestales. "Lo que falta en el colectivo de brigadistas que contratan los ayuntamientos es profesionalización. Al final, acaban metiendo a gente que no encuentra trabajo y muchos de ellos son de una escala muy baja", advierte Abades.

Todos descartan los bulos relacionados con los brigadistas que incendian los montes gallegos. Niegan que sea porque cobran por el número de incendios o por el número de horas o porque si hay más incendios serán contratados. "¿Qué gano yo prendiendo fuego al monte si me va a suponer trabajar más horas y cobrar lo mismo? Nadie cobra por hacer horas extras", explica Javier Estévez. "Diez o doce días de contrato le pueden suponer 200 euros a un brigadista. ¿Alguien se puede arriesgar a plantar un fuego que después tiene que ir a apagar y en el que se está jugado la vida?", se cuestiona Eduardo González.

Al ser la infantería que está siempre en primera línea, los agentes forestales conocen el perfil de los incendiarios y, como conocedores del terreno, descartan que estén planificados. "Nunca se ha descubierto una trama y tampoco la hay en los últimos sucesos", sentencia Eduardo González.

"Quién prende fuego es de esa zona", sostiene Abades. "Para los incendiarios todo se arregla con el fuego. Es una herramienta para arreglar problemas entre vecinos, entre cazadores o entre ganadores; una herramienta para crear pastos; una herramienta para ahuyentar a los jabalíes? Todo lo arreglan con el fuego", lamenta Javier Estévez.

Además de quejarse de que criminalicen al colectivo por "un par de ovejas negras", también elevan la voz por la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME), militares adscritos al Ministerio de Defensa. En los incendios del pasado fin de semana estuvieron alrededor de 700 efectivos. "Estoy harto de que en las fotos con los políticos solo salgan los de la UME. Es una falta de respeto hacia nosotros", se queja José Ramón Abades.

Eduardo González se pregunta cuánto ha costado a los gallegos la Unidad Militar de Emergencias. "Son militares que cobran cada vez que vienen desplazados además de su sueldo habitual. La UME es una de las mejores fuentes de financiación del Ejército", advierte González, al tiempo que relata la situación en la que se encuentran con una comparativa muy gráfica: "Con Fraga había 150 incendios y llegábamos a todos; ahora con 10 nos vemos superados".