Los presidentes de las comunidades de montes vecinales de Vigo, desde la experiencia de años de trabajo en la gestión de sus terrenos, coinciden en que quienes sean que estén detrás de la ola incendiaria del domingo sabían bien dónde plantar para causar el mayor daño posible. Tampoco creen casual el día escogido, con las condiciones atmosféricas idóneas para la expansión descontrolada de las llamas. Y mantienen el consenso al señalar que la multiplicidad de focos se explica en parte por el poder incendiario de las hojas de eucalipto, capaces de volar centenares de metros convertidas en bolas de fuego.

Ahora bien, no entran en quiénes podrían ser los responsables ni en sus intereses. Algunos hablan de "terrorismo ecológico", otros apuntan a más factores. "Algo se está haciendo mal en la política forestal cuando en un día se estropea el trabajo de 30 años", esgrime el presidente de los comuneros de Saiáns y de la mancomunidad que agrupa a todas las asociaciones de Vigo, Uxío González, que defiende la labor hecha en los montes en mano común de la ciudad. Exigirán a las administraciones ayudas para reconstruir unos proyectos a los que dedicaron grandes esfuerzos.

| Valadares. Gregorio Álvarez, todavía sobrecogido por la "película de terror" que vivió el domingo, cuando se libró in extremis de las llamas en un par de ocasiones, recorría ayer los montes vecinales de una de las parroquias más afectadas. Se calcinaron el 85% de las casi 300 hectáreas que gestionan, incluidos 6.000 castaños ya en producción, que además cobijaban la producción de setas. De manera especial el fuego arrasó las faldas de los montes Alba y Cepudo, así como el monte dos Pozos. En un momento de la tarde, vieron cómo en una zona arbolada prendieron y se apagaron las llamas dos veces, hasta que a la tercera consecutiva se desató una lengua de fuego. Creen que esa acción fue intencionada y que el responsable conoce bien el monte, pero también señala que las chispas hacían brotar el fuego constantemente. Incide en su agradecimiento a los vecinos por luchar por su entorno.

| Coruxo. Los "criminales ecológicos" que, para Antonio Ocampo, están detrás de lo ocurrido el domingo acabaron con el 80% de las 247 hectáreas del monte vecinal de Coruxo. Solo se salvó la parte contigua a Saiáns y San Miguel de Oia y le quedaba por revisar una parcela con robles. Las llamas se llevaron por delante las plantaciones de frondosas, aunque en estas la destrucción fue menor que en los eucaliptales y pinares, algunos de estos últimos de hasta 40 años. Se quemó también el Punto Verde, el único de Vigo, que recogía y trituraba los residuos vegetales del municipio y parte del área. Ahora, la primera preocupación de los comuneros es dar los tratamientos al terreno quemado para que cuando lleguen las lluvias intensas no haya corrimientos de tierras.

| Matamá. La parroquia perdió la totalidad de sus 20 hectáreas de monte vecinal, salvo un pequeño robledo. El presidente de los comuneros, Indalecio Bastos, recalca que la situación del domingo se explica por la sobreabundancia de eucaliptos. "Nos llovía el fuego", cuenta, e insiste en que las hojas de esta especie volaban grandes distancias diseminando el fuego sin control. "Que la gente es mala y quema ya lo sabemos, el problema es tener estas cerillas en el monte", enfatiza, y asegura que cuando las llamas dieron con los robles se extinguieron.

| San Andrés de Comesaña. Tampoco quedó una sola de las 47 hectáreas de esta comunidad, tristemente marcada por la muerte de uno de sus vecinos durante el incendio. Carlos Alonso, aún muy afectado, cree que no se entiende lo ocurrido sin la mano del hombre detrás, pero apela a la prudencia y a que sean las fuerzas de seguridad las que determinen responsabilidades. Lamenta el trabajo de años echado a perder, pero ya piensa en la reforestación. "No queda otra".

| Zamáns. La comunidad de esta parroquia, colindante con las muy afectadas de Valadares y Vincios (Gondomar), salvó los muebles, relata Manuel Alonso. Aquí las llamas afectaron más a las parcelas privadas, aunque también calcinaron algunas hectáreas de monte en mano común. El presidente no duda en hablar de una "trama organizada" como causante del infierno del domingo. Está seguro también de que los autores son buenos conocedores del monte.

| Beade. Situación similar se vivió en esta parroquia, en la que solo ardió media hectárea de monte comunal. José Rodríguez explica que hubo hasta tres focos casi simultáneos. Uno de ellos venía de Valadares, pero los otros dos solo los entiende como fruto de la mano del hombre. "(Los autores) sí que tenían que tener conocimiento de dónde podían hacer daño".

| Saiáns. La parroquia que limita con Nigrán por el sur se libró del desastre. Los comuneros, junto con los de la contigua San Miguel de Oia, se desplazaron hasta el extremo con Coruxo para contener las llamas. De hecho, lo que se salvó de esta última fue en esa zona. Uxío González comenta que se conjugaron todos los factores para el desastre. Por ejemplo, en agosto los castaños estarían verdes y no prenderían como ahora, cuando ya estaban secos.

| San Miguel de Oia. Manuel Giráldez, que preside otra de las comunidades que se libró del desastre, atribuye lo ocurrido al "terrorismo organizado". "Sabían perfectamente dónde plantar, estaba todo muy medido", expone. Aprovecha para quejarse de que Salvamento Marítimo no tiene limpios los terrenos cedidos para una antena.

| Cabral. Luis Rodríguez se congratula de que en Cabral no ardiese "ni una hierba" en las 160 hectáreas que gestiona la comunidad y destaca el trabajo para tener el monte cuidado. Hace años, recuerda, un vecino intentó quemar pero las llamas no fueron a más. Eso sí, lamenta que ese pirómano apenas pasó "un par de días" en la cárcel. "Eso ya no es cosa nuestra".