La noticia tuvo en vilo ayer durante unas horas a los vecinos y fuerzas de seguridad y Protección Civil de Carballeda de Avia y saltó a las redes sociales de madrugada: al menos dos vecinos de Moimenta, de los 60 que fueron evacuados en la noche del domingo en ese núcleo de Carballeda, Ourense -con decenas de pueblos cercados por el fuego- no aparecían. La Guardia Civil había acordonado el pueblo a primera hora de la noche, y al igual que hizo con otros núcleos del municipio, en los que ordenó la evacuación de unos 500 vecinos, los obligó a abandonar sus pueblos antes la proximidad de las llamas a las casas y la falta de medios para sofocarlos.

Unos se fueron a viviendas de otros familiares en lugares a salvo de los incendios y la mayoría de esos 500 vecinos pasó noche hasta la mañana de ayer, en el centro de mayores de Carballeda. Pero Adolfo su mujer y Cándido otro vecino de la zona, no aparecían. Tras la muerte del vecino de Abelenda das Penas, a causa del humo y el fuego, se temía lo peor.

"No estábamos desaparecidos; solo tratando de salvar una casa que nos costó mucho porque la pagamos peseta a peseta con el trabajo de 44 años en la emigración. Tienen que entenderlo", explican Adolfo Vidal y su mujer Waltraud Vidal.

A ella, de nacionalidad alemana, la conoció precisamente en Múnich, donde llegó de joven y formó una familia, durante sus más de cuatro décadas en la emigración. En el país alemán quedaron sus dos hijos. El matrimonio se vino hace unos años para el pueblo natal de Adolfo, Moimenta, donde Waltraud chapurrea ya un idioma a medio camino entre el castellano y el gallego.

"Ya era casi la 1 de la madrugada del lunes cuando vinieron de nuevo los policías a llevarnos . Nos encontraron ahí detrás apagando ¿qué íbamos a hacer? cuestiona Waltraud. Sienten la preocupación que se generó por una noticia que hablaba de otras posibles víctimas en la comarca, pero creen que proteger su patrimonio material más valioso "era lo primero" afirman.

"La Guardia Civil llegó antes de medianoche, acordonó el pueblo para que no pudiera entrar nadie y nos obligó a abandonar las casas, pero no dejaban a ningún equipo de extinción para tratar de evitar que el fuego llegase a ellas, y nadie nos daban soluciones alternativas. Así que nos quedamos para regar con mangueras y calderos" ,explicó Adolfo telefónicamente.