Un peregrino japonés que se lesiona haciendo el Camino de Santiago y necesita atención en un centro de salud, un crucerista alemán tras atracar en un puerto gallego se sienta mal y termina ingresado en el hospital, un turista inglés que está en la playa cuando se siente indispuesto y lo llevan a un Punto de Atención Continuada ... todos ellos son atendidos sin ningún tipo de trabas en los centros del Sergas, pero luego la Consellería de Sanidade les pasa la factura. A ellos, a su seguro privado o a su país. El resultado final es que el Sergas facturó el año pasado casi 47 millones, exactamente 46,8 millones de euros, por la asistencia sanitaria a extranjeros. Es casi el doble de lo que recaudó fuera en 2014, cuando ingresó 24,2 millones. En 2015, la factura abultó hasta los 32,8 millones de euros.
¿Por qué este crecimiento tan importante? El Sergas le resta valor a las "fluctuaciones" entre un año y otro, pero los médicos consultados por este diario sostienen que la Xunta se ha puesto las pilas en los últimos tiempos y dedica más esfuerzos burocráticos a conseguir cobrar las facturas que se envían al exterior, igual que se está haciendo con la asistencia sanitaria que presta y que corre a cuenta del bolsillo de las mutuas, en casos de accidentes de tráfico.
Solo esta semana el Diario Oficial de Galicia publicaba 52 requirimientos de documentación para resolver expedientes de solicitud de asistencia sanitaria y los nombres de los afectados denotan su procendencia extranjera.
El coste de la atención sanitaria a los extranjeros supera con creces los 46,8 millones de euros, pero el Sergas solo ingresa esta cantidad, que es el resultado de descontar la atención sanitaria a los gallegos que viajan fuera del país. Por ejemplo, un papá que se tuerce un pie en su fin de semana en Londres, o un niño que se pone malo en Eurodisney. El pasado año casi se acercó a los 50 millones, cuando la previsión inicial que manejtaba era ingresar 31,2 millones.
La factura es importante, y los médicos consultados por este diario apuntan a que hay "turismo sanitario", pero no es tan habitual y ni tan importante como en otras comunidades del Mediterráneo. Además en los últimos años ya se la ha puesto freno a esta práctica desde el Ministerio de Sanidad.
"Hay casos de extranjeros que vienen aquí a propósito porque saben de la calidad de nuestra sanidad y saben que aquí por ejemplo le pondrán una prótesis mejor que en su país o porque la lista de espera en su país es peor que la nuestra", explica un factulativo de Pontevedra. En todo caso, apunta que la mayoría de los casos son extranjeros que están en Galicia de vacaciones. Peregrinos, turistas, cruceristas que se ponen enfermos en su tiempo de ocio, y no les queda más remedio que ir al médico.
Si es un ciudadano de la Unión Europea y viene con la tarjeta de salud comunitaria, se le atiende y luego se le factura a su país de origen. Si se trata de un extranjero no comunitario, lo habitual es que se le pase a a él el recibo directamente o a su seguro privado.
Fuentes sanitarias explican que también computa como asistencia sanitaria a extranjeros los gallegos que trabajan fuera de España.
"La asistencia sanitaria les corresponde a los países donde reciben su salario y pagan sus impuestos. Cuando vienen aquí se pueden poner enfermos y no les queda más remedio que ir al médico, pero otros aprovechan para que su médico de siempre le haga una analítica o una revisión de su dolencias o a mirarse bien ese catarro que no se les da curado", explica otro médico. "A afectos económicos, los gallegos que trabajan en el exterior son extranjeros", añade.
Los facultativos gallegos recuerdan a quien viaja al extranjero que si por ejemplo vas al médico en Portugal tendrás que pagar por ser atendido en urgencias o en un centro de salud, porque allí hay un copago por asistencia sanitaria, pero pidiendo factura, luego el Sergas te reeembolsa el coste. Si por ejemplo te pones enfermo en Francia también habrás de pagar la atención recibida, porque ese es el sistema galo, y después Sanidade te abonará la factura.
