La alimentación de los adolescentes gallegos ha empeorado en los últimos cinco años. Más platos precocinados y comida rápida y, por el contrario, menos pescados y verduras. El 66 por ciento de los chavales come mal, cuando hace un lustro eran el 61 por ciento. Es la conclusión de un estudio realizado por el Sergas entre 2.415 alumnos de 4º de ESO para conocer los factores de riesgo para la salud de los jóvenes gallegos. Los menores gallegos fuman menos, están menos expuestos al tabaco, hacen más deporte y declaran que beben menos -aunque este dato, tal y como advierte la Consellería de Sanidade, podría estar infravalorado puesto que hay estudios que alertan de un incremento en el consumo de bebidas alcohólicas-. El único indicador crítico es el de la alimentación.

"La adolescencia es la etapa en la que se establecen los primeros contactos con conductas de riesgo", argumenta el Sergas. Por esta razón, sondea a los jóvenes que se encuentran en esta etapa para anticipar futuras medidas de prevención y promoción de la salud. La primera encuesta se realizó en 2007 y la segunda cinco años después, en el año 2014, y sus resultados se acaban de hacer públicos ahora. El Sergas sondeó a 2.415 estudiantes de 119 centros escolares.

En este periodo se ha constatado un importante descenso de los jóvenes que consumen pescado dos o tres veces por semana, que es lo recomendable. Si en 2007 eran el 73 por ciento, el último dato rebaja esa cifra a solo el 57 por ciento de los chavales.

Además desciende el consumo diario de verduras y hortalizas, que ya estaba en niveles bajos hace un lustro (el 42 por ciento), y ahora cae otros dos puntos más hasta el 40 por ciento. Se come también menos fruta fresca. El 73 por ciento la toma a diario, frente al 74 por ciento de 2007.

Por el contrario, se dispara el consumo de precocinados. Seis de cada diez adolescentes recurren a comida preparada más de una vez por semana (frente al 56 por ciento de hace cinco años) y dos de cada diez acuden varias veces a la semana a un restaurante de comida rápida (un punto de incremento respecto a 2007). También crece el consumo diario de pasta y arroz hasta el 42 por ciento.

Los únicos datos buenos en la alimentación de los adolescentes gallegos son un incremento en el consumo de legumbres (pasa del 70 al 75 por ciento) y que se reduce la ingesta de chucherías. Solo el 25 por ciento las come a diario, frente al 33 por ciento de 2007.

Otro mal hábito es marcharse al colegio sin desayunar. Así lo hacen el 20 por ciento de los adolescentes, una costumbre que es más frecuente entre las chicas (30 por ciento) y entre los que tienen malas notas.

El estudio del Sergas advierte que la calidad de la dieta no varía en función del ámbito de residencia ni de la situación laboral de los padres, pero sí en función de la educación de sus progenitores. Tener una buena dieta es frecuente en familias donde al menos uno de los padres tiene estudios universitarios.

Un tercio se ve gordo pese a no sufrir sobrepeso

  • Una cosa es la realidad y otra como se ven los jóvenes gallegos y cuando ambas imágenes no coinciden aparece el riesgo de sufrir algún trastorno alimentario. La encuesta realizada por el Sergas refleja precisamente el desfase entre el peso real de estos adolescentes y la percepción que ellos tienen de su físico.Así, la mitad de los estudiantes que están delgados consideran que no lo están. Mientras que, por el contrario, dos de cada diez jóvenes con exceso de peso no se ven gordos.Trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia parten de esta imagen distorsionada. Así, uno de cada tres adolescentes gallegos se ve regordete pese a no estarlo. La situación más grave es la de aquellos que pese a tener un peso por debajo de lo normal, consideran que les sobran kilos. El estudio del Sergas asegura que hay un 4,5 por ciento de alumnos de ESO en esta situación. La buena noticia es que se trata de un porcentaje más bajo que el registrado en 2007 cuando ascendía al 7,6 por ciento. Hay otro 22,6 por ciento que están en su peso ideal y a pesar de ello se sienten gordos.Pero el caso contrario también puede acarrear riesgos para la salud: si no se es consciente de que se tiene un exceso de peso no se adoptan las medidas para mejorar los hábitos alimenticios. Dos de cada diez jóvenes con sobrepeso creen que están bien, e incluso hay un uno por ciento que se ve delgado.Según revela el estudio del Sergas sobre los factores de riesgo para la salud en la juventud gallega, el 16 por ciento de los adolescentes tiene exceso de peso, una tasa que se mantuvo estable en el último lustro. El problema es mayor entre los chicos que entre las chicas. El 19 por ciento de los varones tiene sobrepeso, frente a solo el 13,5 por ciento de las mujeres.Y al igual que ocurría con la mala calidad de las dietas, es mayor el sobrepeso en aquellos adolescentes con padres no universitarios: la tasa se sitúa en el 18,1 por ciento mientras que entre los hijos de familias con estudios superiores esta tasa baja al 12,2 por ciento.La vinculación entre una buena educación y unos hábitos alimenticios saludables se hace aún más patente si se analiza la relación entre los estudiantes con buenas notas y el exceso de peso. Entre los alumnos con buen rendimiento académico la prevalencia de la gordura es del 12,7 por ciento, cuando entre los menos estudiosos se eleva al 17,4 por ciento.Y lo que es evidente es que hay menos chavales deportistas con exceso de peso (el 15,5 por ciento), frente al 19,2 por ciento de los que no practican ningún tipo de actividad física.

Baja el consumo de tabaco pero el 50% respira el humo en casa

  • El tabaco es cada vez menos atractivo para los adolescentes gallegos. Su consumo ha bajado del 21 por ciento de hace cinco años al 14 por ciento. Sin embargo, el 47 por ciento de los jóvenes de 4º de ESO (de unos 15 años) asegura que está expuesto al humo del tabaco en su domicilio, una tasa que apenas ha variado en el último lustro.Si en 2007 era del 50 por ciento, ahora ha bajado solo tres puntos. Mayor ha sido el impacto de la Ley antitabaco aprobada por el Gobierno en 2010. Con la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados, como bares o restaurantes, la exposición de los menores al tabaco en su tiempo de ocio ha bajado del 81 por ciento al 46 por ciento.Los jóvenes gallegos no solo fuman menos, sino que además se retrasa la edad de inicio al tabaco a los 13,5 años (frente a los 12,7 años de 2007).Según esta encuesta, solo el 9 por ciento de jóvenes de 4º de Secundaria toman alcohol más de una vez por semana, un porcentaje muy inferior al 16 por ciento de hace un lustro. Sin embargo, este estudio no mide el consumo abusivo y el propio Sergas advierte que puede ser que los jóvenes no reconozcan ser consumidores de alcohol puesto que otros estudios realizados por la Xunta habían alertado con anterioridad de que se estaba incrementado el porcentaje de chavales con conductas de riesgo en materia de bebidas alcohólicas.