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Tecnología avanzada para analizar un recurso básico

Galicia ensayará con drones el control de las mareas rojas y la calidad de las aguas

La Xunta dedica 2,5 millones a desarrollar un sistema de medición que reduzca costes y funcione con mal tiempo -Los aparatos deben sumergirse hasta 65 metros de profundidad

Polígono de bateas en Meira, en la ría de Vigo. // FdV

Conocer de la forma más detallada posible la calidad de las masas de agua, tanto marítimas como continentales, es esencial en una comunidad que tiene en la pesca, el marisqueo, la acuicultura y el turismo algunas de sus fuentes principales de riqueza. Para mejorar ese control y, al tiempo, rebajar los actuales costes del servicio, la Xunta planea echar mano de vehículos no tripulados aéreos y acuáticos.

Con los drones, la Administración gallega espera, por ejemplo, disponer de más información para la gestión de los episodios de mareas rojas, que de tanto en tanto paralizan la recogida de mejillón en las bateas de las rías. Actualmente, el sistema de recogida de muestras, a través de embarcaciones tripuladas, está al albur de las condiciones meteorológicas, de forma que en ocasiones la toma de datos tiene que suspenderse. "En algunos casos, la baja periodicidad de la recogida de muestras ocasiona que fenómenos de interés o bien no se detecten, pasando desapercibidos, o bien se detecten de forma tardía", admite el Ejecutivo.

A fin de superar estas deficiencias, la Axencia de Innovación (Gain), encargada de licitar el proyecto, aspira a que al menos en el 90% de los escenarios meteorológicos los drones puedan operar y no descarta que, si fuese necesario, el control pasase a ser continuo.

Más de 5.000 análisis al año

En estos momentos, los análisis se realizan en un total de 43 estaciones en las rías de Vigo, Pontevedra, Arousa, Muros-Noia y Ares-Betanzos y en 19 embalses. Pueden ser semanales, trimestrales o semestrales, según su tipo. En condiciones ideales se alcanzarían en un año 2.721 muestreos para su estudio en laboratorio y 2.404 mediciones "in situ" de variables oceanográficas o limnológicas (las relativas a las aguas dulces). Hay parámetros, como el pH, la temperatura o la turbidez, que por su inestabilidad deben medirse inmediatamente.

Además de aumentar la frecuencia del muestreo, los drones permitirían acceder a zonas de la costa que a las que ahora resulta imposible llegar. Todo ello, augura la agencia, mejorará la amplitud y rapidez de respuesta ante situaciones de urgencia y problemas que puedan afectar a las actividades de acuicultura y marisqueo.

Otro de los objetivos del proyecto es rebajar "significativamente" la factura que en la actualidad abona la Xunta en este capítulo, ya que las muestras se toman a través de medios técnicos y humanos "que consumen gran cantidad de recursos". Se utilizan embarcaciones que, además de contar con personal específico para la recogida y medida de las aguas, necesitan tripulaciones de varias personas a tiempo completo y requieren operaciones de mantenimiento periódicas.

La Xunta presupuesta 2,5 millones de euros, de los que el 80% se sufragará con los fondos europeos Feder, para desarrollar y probar la viabilidad de este sistema. El contrato, que entraría en vigor en diciembre de este año y tendría una duración de 27 meses (de los que al menos seis deberían ser de operaciones), se adjudicará por el procedimiento del diálogo competitivo. La Xunta quiere que la solución que se halle sea operativa durante una década.

Los drones aéreos y acuáticos deberán ser "robustos y de fácil uso", desarrollados para soportar la corrosión marina y tendrán capacidad para la recogida de muestras a profundidades concretas, que pueden alcanzar los 65 metros de profundidad. También deberán operar autónomamente los instrumentos necesarios, además de conservar y transportar las muestras.

Para trabajar en los embalses, tendrán que preverse medidas para cumplir los protocolos de desinfección relativos a especies exóticas invasoras y virus.

Deberán, además, estar preparados para operar de acuerdo a la legalidad vigente. En estos momentos, España carece de regulación específica para los vehículos no tripulados acuáticos, aunque sí que existe para los aéreos.

Un paso más en la apuesta del Gobierno autonómico por los vehículos no tripulados

  • La idea de recurrir a los drones para controlar la calidad de las aguas forma parte de la Civil UAVs Iniciative (Iniciativa para los Vehículos Aéreos No Tripulados), que impulsa la Xunta y tiene su base en el aeródromo lugués de Rozas, que, de hecho, podrá utilizar para sus pruebas la empresa que gane el concurso. Pero no es la primera vez, ni mucho menos, que el Ejecutivo automómico echa mano de esta tecnología. La utiliza ya en el ámbito de las emergencias, por ejemplo para localizar a personas desaparecidas. También en la lucha contra los incendios, ya que un dron equipado con una cámara de infrarrojos puede detectar puntos de calor. Otro de sus usos es la medición de los terrenos agrícolas que se benefician de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). La penúltima propuesta fue la de usar a drones para agilizar los transplantes de órganos, portando las neveras desde el aeropuerto hasta el hospital, y como avanzadilla en los siniestros, para evaluar el alcance y localizar a los heridos.

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