El regreso a las aulas a partir del 11 de septiembre llega con la "preocupación" de los padres por el nuevo modelo de transporte escolar, que incluirá en los mismos autobuses a niños y pasajeros de líneas regulares. La Federación Provincial de Asociacións de Pais e Nais (FANPA) teme los conflictos que "seguramente provocará" este sistema y recuerda, además, que pese al aumento constante de alumnos, las subvenciones para comedores escolares son hoy muy inferiores a las de los años previos a la crisis.

"No es difícil imaginar situaciones en las que el transporte de viajeros se vea afectado por la rigidez y el marco estructural del transporte escolar, que tiene que mantener ciertas condiciones", explicaba ayer Rogelio Carballo, presidente de la FANPA.

El modelo, aprobado por la Xunta hace unos meses, ya generó entonces una notable polémica, que unió en el desacuerdo a empresarios y trabajadores. Estos últimos incluyeron las características del nuevo modelo entre los motivos para convocar la huelga que mantuvo paralizado durante días el transporte en toda la comunidad.

La mezcla de pasajeros y menores genera incertidumbre entre los padres. "Antes teníamos un servicio perfectamente definido, con reglas claras: un servicio público con una estructura jurídica que le daba cobertura e impedía cualquier conflicto de interpretaciones. Era un servicio público orientado a un colectivo específico y con una normativa específica. Ahora tenemos un servicio general", subrayó Carballo.

De hecho, la aplicación de normativas generales a este tipo de servicios provoca, en opinión de la FANPA, la falta de servicio en centros en los que sería recomendable. "El colegio de A Carballeira podría tener transporte escolar porque el reparto de población en esa zona es tan diseminado y la dificultad para llegar al centro es tal, que a pesar de no cumplir el criterio del radio de dos kilómetros, estaría justificado".

Un disgusto que se extiende también a las dificultades para gestionar los comedores escolares. Mientras los alumnos que hacen uso de los mismos crecen cada año más de un 5%, aseveró Carballo, los recursos que destina la Xunta a los centros gestionados por las ANPA son hoy la mitad de los que empleaba hace aproximadamente una década.

"La Consellería puede decir que desde entonces asumió la gestión de muchos comedores, sí; pero nosotros tenemos que mantener este servicio" porque la calidad de lo que da la Consellería "no tiene nada que ver" y porque "nosotros no ponemos los límites que pone" el órgano autonómico.

La Xunta exige un número mínimo de alumnos para prestar el servicio, algo que no ocurre en los comedores gestionados por ANPA. "A nosotros no nos resulta agradable tener que llevar esta carga de trabajo. Son servicios complicados con una responsabilidad alta, pero entendemos que como defensores de la educación pública es un servicio esencial", indicó Carballo.