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Los otros recursos de la economía doméstica

Los ingresos de los gallegos por ahorros e inversiones se desploman en 200 millones en un año

Las rentas suman 781 millones, la menor cuantía en diez años -725.000 contribuyentes declaran rendimientos del capital mobiliario -Las acciones, más rentables que los depósitos

Los ingresos de los gallegos por ahorros e inversiones caen en 200 millones

El bolsillo de los hogares mira con atención al empleo. Con mucha ventaja sobre el resto, los rendimientos del trabajo son su principal vía de ingreso. Más de 22.500 millones de euros al año entre lo que cobran los asalariados, el montante de las pensiones y las prestaciones de los parados en Galicia. Semejante cantidad permite hacerse una idea muy clara de las repercusiones que una crisis tiene para el consumo. De por qué el gasto privado en un territorio cae con tanta fuerza cuando el desempleo se dispara y la paga a los jubilados se congela, como ocurrió durante las dos recesiones que golpearon al país a partir de 2008 y de 2010. Allí donde no llegan los sueldos están en algunos casos los recursos extra que pueden tener las familias gracias a sus inversiones, pero que tampoco pasan por un buen momento por los bajísimos tipos de interés. Tienen un doble efecto: permite pagar la hipoteca con más comodidad, pero los depósitos en las entidades financieras, por ejemplo, apenas dan beneficios. En solo un ejercicio, el de 2015, la rentabilidad del capital mobiliario de los gallegos se desplomó por encima del 20%, con 200 millones de euros menos que en 2014, según los datos del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), publicados recientemente por la Agencia Tributaria.

De los 1,272 millones de contribuyentes de la comunidad, el 57% -alrededor de 725.000- notifica algún tipo de rentas, con una media de 1.055 euros, aunque evidentemente la cuantía varía mucho en función del poder adquisitivo de cada uno. Entre los que, como mucho, cuentan con unos ingresos totales al año de 1.500 euros, hay 71.200 que tienen alguno de estos cobros. Suman 13,3 millones de euros, alrededor de 187 euros de media. Hay 263 declarantes del IRPF en Galicia que van más allá de los 601.000 euros al ejercicio y prácticamente todos sacan provecho a inversiones propias. Alcanzan los 140 millones de euros, a razón de 553.500 euros por persona. Es decir, 524 veces la media autonómica. Otros 2.500 se anotan ganancias de cerca de 31.000 euros; y 21.900 habitantes rondan los 5.000 euros.

Los rendimientos del conjunto de los contribuyentes gallegos por sus ahorros, participaciones en fondos o acciones en empresas ascendió en 2015 a 781,3 millones de euros. En 2014, como recogen las estadísticas históricas de la Agencia Tributaria, fueron 984,6 millones de euros. La cantidad muestra una contundente tendencia a la baja durante los años de la crisis, pero especialmente en el último ejercicio analizado por el fisco dado el impacto de la caída de los tipos a mínimos históricos.

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En comparación con 2008, último año del periodo de bonanza, el recorte roza el 41%. La partida se situaba entonces en más de 1.300 millones de euros. El lucro de los gallegos en 2015 por sus inversiones es el más bajo en diez años, desde 2005 (722,1 millones de euros).

De entre todas las partidas, el peso mayor venía tradicionalmente de las remuneraciones por cuentas, depósitos y activos financieros en general. La mitad de los contribuyentes gallegos tiene contratado alguno de estos productos con un banco. Baja todo: un 4,9% el número de depositantes, hasta los 654.305; un 32% el global de los rendimientos, que pasa de 495,5 millones de euros en 2014 a 335 millones en 2015; y un 28,7% el beneficio medio, con 512 euros, frente a los 719,5 euros del ejercicio anterior.

Tanto se recorta el provecho que los gallegos sacan a sus ahorros -las estadísticas del Banco de España muestran que a lo largo de los años más duro del parón económico el dinero depositado en entidades financieras en la comunidad se mantuvo al alza hasta registrar un récord a mediados del pasado 2016 de 60.586 millones de euros-, que ya no son el medio más productivo para conseguir un extra. Ese lugar lo ocupan ahora los dividendos y otras remuneraciones vinculadas a paquetes accionariales en empresas, como las primas por asistencia a juntas o el reparto de beneficios de las compañías. Unos 352,5 millones de euros en 2015, después de un crecimiento del 14,3%. La media en los contribuyentes gallegos en este caso -hay 208.000 que declaran estos rendimientos- es de 1.688,45 euros. En los dos centenares de gallegos concentrados en los tramos más elevados de patrimonio, la cuantía se dispara hasta los 636.500.

La deuda pública española se convirtió en un buen refugio para los inversores en plena tormenta de los mercados, cuando la prima de riesgo estaba por las nubes. La vuelta a la tranquilidad desinfló su rentabilidad. En 2014, los rendimientos por la venta y la amortización de Letras del Tesoro entre los gallegos se colocó alrededor de los 2,7 millones. En 2015 retrocedió hasta los 644.000 euros, aunque tanto en un año como en el otro no constan los datos de los inversores de mayor capacidad por "secreto estadístico". La situación es todavía peor para las obligaciones, bonos, pagarés y cédulas hipotecarias. Fueron más de 20 millones de euros en 2014 y al ejercicio siguiente arrojó una cifra negativa de 10,3 millones. Los rendimientos de los activos financieros con este perfil se calculan con la diferencia entre el valor de venta, reembolso y canje respecto a lo que costaron. El resultado, por lo tanto, son pérdidas.

A través de seguros de vida o invalidez y de operaciones de capitalización, casi 60.000 gallegos obtuvieron rendimientos por importe de 80,3 millones de euros. También es menos que el año precedente, aunque la caída no es tan acusada como en otros capítulos, del 4,8%. La media asciende a 1.340 euros.

La deuda subordinada y las preferentes se desinflan

  • Entre los rendimientos del capital mobiliario declarados en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas hay un apartado concreto para anotar el beneficio de los contribuyentes con deuda subordinada y preferentes. Un tipo de inversión relativamente común entre las empresas, que usan las emisiones para capitalizarse, pero que vivió un antes y un después definitivo con la polémica de los híbridos de las antiguas cajas de ahorros. Los beneficiados por el sistema de arbitraje impulsado desde las administraciones para intentar la devolución del dinero y de las sentencias tuvieron que incluir el resultado en el IRPF.En 2014, los rendimientos positivos superaron los 56 millones de euros. Los negativos -la diferencia entre el capital invertido y la cantidad recuperada- se situaron en 6,3 millones de euros, según las estadísticas del impuesto publicadas por la Agencia Tributaria. Las cantidades se desplomaron al ejercicio siguiente. En el de 2015, el total de rendimientos de valores de deuda subordinada y preferentes no llegaron ni a 750.000 euros.

7 millones por cesión de derechos de imagen y préstamos particulares

  • Casi 60.000 contribuyentes de la comunidad declararon en 2016 -por lo recibido en 2015- alrededor de 80,3 millones de euros en rendimientos procedentes de contratos de seguro de vida o invalidez y operaciones de capitalización. La cantidad se mantiene más o menos igual respecto a la campaña de la Renta anterior, cuando el capítulo rondó los 84 millones de euros.Entre el resto de rentas que contribuyen al presupuesto familiar destacan los ingresos por arrendamientos de bienes muebles, negocio o minas y subarrendamientos, que alcanzaron los 8,5 millones de euros.Por derechos de propiedad intelectual que explotan personas que no son los autores, la cantidad es muy pequeña. Unos 195.000 euros, a una media de 1.300 euros entre los 151 gallegos que cuentan con esta posibilidad.En el caso del resto de rendimientos que se computan en la base imponible general del IRPF -y en los que se incluyen la cesión del derecho a la explotación de la imagen o ingresos de préstamos concedidos por el contribuyente-, la cantidad asciende a 7 millones.

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