"Si se vive demasiado rápido, se morirá demasiado joven; aunque se deje un bonito cadáver". El jefe Tráfico de la Guardia Civil de Ferrol, el teniente Javier López Dopico, recurre a la famosa frase de James Dean para analizar los accidentes mortales con jóvenes implicados. La menor percepción que tienen del riego, su escasa experiencia al volante y la sobrevaloración de su capacidad de reacción en carretera son sus principales enemigos, según relata. En los últimos cinco años, 127 menores de 34 años fallecieron en las carreteras gallegas, un balance que supone el 24% de las víctimas mortales contabilizadas en el periodo 2012-2016 (un total 524).

Hasta un 57% de conductores jóvenes admite que conduce de manera más segura si sus padres o abuelos están en el coche y el 41% asegura que asumen más riesgos si viajan amigos en el coche con ellos. Así lo revela un estudio encargado por Ford que sitúa las conductas de riesgo como factor clave de las negras estadísticas de jóvenes muertos en carretera.

De los encuestados en España, Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, los jóvenes españoles son más propensos a asumir riesgos cuando llevan a amigos, los alemanes son los menos preocupados por sufrir un accidente o conducir más rápido de lo permitido, los italianos son más proclives a utilizar el teléfono móvil y los británicos los que tienen más posibilidades de tener un accidente debido a una distracción causada por un peatón atractivo. La encuesta realizada por Ford revela que el 57% de los jóvenes entrevistados ha superado los límites de velocidad, el 43% ha enviado mensajes de texto al volante, el 36% ha respondido a llamadas telefónicas, el 16% ha conducido sin cinturón de seguridad, el 13% ha conducido después de consumir alcohol y hasta un 11% ha visto vídeos o series de televisión en sus dispositivos.

Pese a que los jóvenes no suelen percibir la conducción como una actividad peligrosa, carecen de experiencia y tienen una menor percepción del riesgo cuando conducen, no son el colectivo que concentra el grueso de siniestros en la red viaria de la comunidad gallega. El grupo con más accidentes mortales es de los de los mayores de 65 años (167 fallecidos en el último lustro, el 32% del total), un balance que se debe a que Galicia tiene una población cada vez más envejecida.

Aunque en 2014 se produjo un descenso del número de jóvenes muertos en las carreteras gallegas (20 frente a los 62 registrados en 2010 o los 52 de 2011), en los dos últimos años la tendencia ha sido al alza: 29 menores de 34 años fallecidos en 2015 y 28 el año pasado. De los casi 130 muertos en carretera el último lustro que no superaban los 34 años, siete eran menores de 14 años, 62 tenían entre 15 y 24 y 58 se situaban entre los 25 a los 34.

Velocidad, alcohol y/o drogas están detrás de la mayoría de accidentes con jóvenes implicados, junto con el uso de dispositivos al volante. "Son las infracciones más habituales, asociadas a ese estilo de vida intenso, desinhibido y provocado por la inexperiencia", advierte el teniente Dopico. ¿El perfil del joven reincidente? "El que acumula denuncias reiteradas por consumo de alcohol y/o drogas, por exceso de velocidad o por circular sin carné", detalla el jefe de Tráfico en Ferrol. No obstante, Dopico destaca que en los últimos años los jóvenes han mejorado su comportamiento en la conducción: "El número de positivos en alcohol que se detectaba hace años y el que se detecta ahora es menor; la figura del conductor alternativo viene a constatarse ya como una realidad".

Las estadísticas de la DGT permiten constatar esta tendencia. En los últimos diez años se ha consolidado un descenso de los positivos por alcohol, pasando del 5,1% de hace una década al 1,6% de la actualidad.

Entre las propuestas que Tráfico tiene sobre la mesa para frenar los accidentes entre el colectivo de jóvenes, destaca la tasa de alcohol cero para los conductores noveles. "Este cambio de cambios requieren estudios técnicos de viabilidad y la valoración de su repercusión", destaca el teniente Dopico. Pero el mensaje que deja es claro: "La única tasa segura es el 0,0%": Y es que "aunque se considere que bajas tasas de alcohol puedan permitir realizar cualquier otra actividad social con normalidad, la conducción, el manejo de vehículos, requiere estar al 100% de las capacidades", sentencia.

"La vida hay que disfrutarla, pero para ello no se deben asumir riesgos innecesarios y, sobre todo, no aumentar de forma artificial las mayores prestaciones de nuestro vehículo", concluye Dopico.