Cada año más de 300 personas mueren en las carreteras españolas por pisar más de la cuenta el acelerador. En Galicia, nueve de cada diez siniestros mortales se producen en la red secundaria, las vías donde más se incumplen los límites de velocidad. Para tratar de poner freno a los excesos de velocidad que se esconden detrás de una salida de vía o de una colisión, la DGT puso en marcha esta semana una campaña especial de vigilancia que se prolongará hasta el domingo. Más de 2.500 kilómetros de carreteras convencionales en la comunidad, casi el 20% de los 15.000 kilómetros de red secundaria están en el plan de control con radares móviles. En total son 127 tramos controlados en la comunidad: 31 de la provincia de A Coruña, 36 de Lugo, 30 de Ourense y otros 30 en Pontevedra.

El nuevo listado, actualizado este verano y que Tráfico publica desde hace dos años en su web , incorpora 19 puntos negros de la red viaria gallega que suman casi 250 kilómetros. Se trata de tramos que durante los últimos meses han sido identificados como de riesgo debido a su accidentalidad y elevada velocidad: siete de la provincia de A Coruña, cuatro de Lugo, cinco de Ourense y tres de Pontevedra.

La otra cara de la moneda son nueve carreteras (cuatro de A Coruña y cinco de Ourense) que han salido del mapa de control con radares móviles debido a la mejora lograda en la conducción desde que se intensificó la vigilancia con cinemómetros, así como seis tramos de vías que todavía están en el listado de la Guardia Civil.

Así es el mapa de los radares en Galicia

Los nuevos radares móviles instalados en Galicia

En Pontevedra, se estrenan en el listado la PO-325, que une Oia y Nigrán; la PO-841, entre A Estrada y Pontevea, y la VG 4,3, la vía rápida que comunica Cambados y Vilagarcía.

En la provincia de A Coruña, los nuevos puntos negros sometidos a vigilancia son la AC-110, a su paso por As Somozas; la AC-112, en Fene; AC-231, en Curtis; la AC-524, en Mesía; la AC-546, en A Baña, la DP-5813, en Sada, y la y VG 1.2, en Ares. Los cuatro tramos de la provincia de Lugo que se suman a la vigilancia con cinemómetros móviles son la LU-541, LU-612, LU-636 y LU-750.

En Ourense, la peligrosidad y alta velocidad a la que se circulaba por la N-536, la N-541, OU-101, OU-105 y OU-0209 llevaron a Tráfico a incluirlos este verano en el listado de tramos negros.

Fue en verano de 2015 cuando la DGT publicó por primera vez el mapa de radares móviles en su página web. El proyecto comenzó con apenas 2.000 km de la red convencional gallega controlados y en la actualidad ya son más de 2.500. La provincia de Lugo concentra la mayor extensión bajo la lupa de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (casi 670 km), seguida de A Coruña (656 km), Ourense (647) y, finalmente Pontevedra (567). Los puntos negros se concentran en el entorno de las ciudades así como en áreas de intensidad circulatoria como A Costa da Morte, la zona del Miñor o la Mariña lucense.

El hecho de que la DGT publique los tramos en los que se vigilará la velocidad no significa que vayan a estar señalizados con carteles, ya que se da por avisado de este dispositivo con la divulgación en la página web. Pero esa publicación, que desde este año se actualizará cada seis meses y no trimestralmente como en un principio, no quiere decir que las patrullas estén todos los días en esos puntos ni a todas horas o en todo el trayecto, por lo que igualmente los conductores tendrán que estar atentos a las limitaciones de velocidad.

En cada campaña de control que pone en marcha, Tráfico insiste en el fatal binomio conducción-velocidad. Los informes de la DGT hablan por sí solos. Las carreteras convencionales limitadas a 90 km/h son las vías donde más se sobrepasa la velocidad permitida. Cuatro de cada diez conductores circulan a una velocidad superior a la permitida, un 25% superan la limitación en mas de 10 km/h y un 12% en más de 20 km/h. Y a partir de 80 km/h es prácticamente imposible que un peatón salve la vida en un atropello.