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Las graves consecuencias de la inactividad física

El cribado de Sanidade alerta de que 84.000 gallegos están en riesgo por su sedentarismo

Los médicos detectan problemas serios en 4.350 pacientes de una población diana de 173.000 -Las enfermedades que ocasiona, como la diabetes y las cardiopatías, cuestan a la Sanidad gallega más de 235 millones anuales

Una vida cada vez más rutinaria y que requiere menor esfuerzo físico eleva el riesgo de padecer enfermedades como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, las dolencias coronarias o incluso los ictus -infartos cerebrales-. El sedentarismo es una epidemia de la sociedad contemporánea occidental y en Galicia incrementa las posibilidades de dañar la salud de 84.308 gallegos, casi la mitad de los ciudadanos cuya actividad física controla el Sergas. Un total de 4.353 ya están afectados por "problemas relacionados con la falta de ejercicio físico", una cuestión señalada como el tercer factor de riesgo asociado a la mortalidad, según el Ejecutivo gallego.

Hace cinco años, la Consellería de Sanidade comenzó un programa piloto para controlar el nivel de actividad física que realizaban los gallegos. Entonces, apenas incluyó a 19.173 pacientes en la iniciativa, realizada mediante una encuesta de los médicos de atención primaria. En el año 2015, ya participaban en el sistema 446 centros de salud, en los que se registró el ejercicio físico de 173.285 gallegos, según las últimas cifras disponibles de la Xunta. Se trata de un 31% más que el dato de 2014.

El último informe anual del sistema nacional de salud correspondiente a Galicia ofrece una evolución negativa en cuanto a la preocupación ciudadana sobre la necesidad de elevar su actividad física como elemento de prevención de muertes prematuras, pero también de mejora de las funciones cognitivas y de la condición cardiorrespiratoria o muscular, según las evidencias científicas. Incluso favorece la autoestima al reducir el sobrepeso, una lacra que golpea a Galicia, la segunda autonomía con mayor tasa de exceso de peso y obsesidad, según el estudio nutricional publicado el año pasado por la Revista Española de Cardiología. Esos males vinculados con la báscula afectan casi uno de cada cuatro gallegos, porcentaje superado ligeramente por Asturias.

En 2014, los médicos del Sergas detectaron 57.551 ciudadanos con una vida sedentaria, lo que suponía un 43,6% de la población que tenía bajo supervisión. Ese porcentaje se ha incrementado y ha pasado al 48,6% y 84.308 personas. Sin embargo, la proporción de quienes ya ven afectada su salud de forma negativa por esa falta de activación no varía y se mantiene en el 2,5%, con un total de 4.353 en 2015 por los 3.424 del ejercicio anterior.

El incremento de tratamientos sanitarios para atender las complicaciones derivadas de no activar el organismo de forma moderada y habitual supone, además, un gasto extra para las arcas públicas. La Organización Mundial de Salud (OMS) calculó en el año 2012 que atender dolencias como las cardiopatías o la diabetes tipo dos por falta de ejercicio físico supone el 7% de los presupuestos sanitarios en los países occidentales, porcentaje que entonces tradujo en 225 millones de euros cada ejercicio el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

El dato económico no resulta el más impactante, pues algunos estudios relacionan la vida sedentaria, favorecida por trabajos frente al ordenador y transportes casi hasta el puesto de empleo, con seis de cada centenar de fallecimientos.

Sobrepeso infantil

Las instituciones públicas lanzan campañas para potenciar el ejercicio habitual como una pauta de vida saludable, pero las estadísticas muestran no solo una falta de esta en la población adulta, sino también en las edades más tempranas.

Este mismo año, la OMS alertó de que el porcentaje de adultos sedentarios era del 23% y que hasta el 81% de los niños no eran lo suficientemente activos.

Los datos de la Xunta no resultan tan alarmantes, pero sí indican la existencia de un problema. Según sus cifras, uno de cada tres niños -33,1%- de entre seis y doce años presenta sobrepeso. "La obesidad infantil es ya un grave problema de salud pública en Galicia", reconocía Feijóo en 2014 tras revelar esos datos y presentar el plan Xermola para reducir esa problemática en un plazo de ocho años.

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