Cada mes una media de 40 menores gallegos son cazados por la Policía autonómica bebiendo alcohol, una infracción que les puede salir cara. Afrontan multas de entre 601 y 3.005 euros, aunque pueden sustituir la sanción por cursillos o bien conmutar la pena por trabajos al servicio de la comunidad. En lo que va de año la Policía autonómica ha realizado más de 3.300 inspecciones y, en total, se ha denunciado por consumo de alcohol a un total de 282 chavales de menos de 18 años.

La Lei de prevención de consumo de bebidas alcohólicas, conocida como "ley antibotellón" y aprobada en 2011, elevó hasta los 18 años la edad permitida para consumir bebidas alcohólicas. Hasta entonces los menores de 16 años podían beber vino, cerveza o algunos licores de baja graduación.

Desde entonces la Policía autonómica realiza campañas de inspección, sobre todo los fines de semana en zonas de ocio, para garantizar el cumplimiento de la ley y el volumen de sanciones ha ido en aumento. En 2016 se abrió acta de infracción a 395 menores, casi el doble que las registradas en 2011 cuando entró en vigor la normativa.

En lo que va de año, la cifra parece haberse estabilizado. En los siete primeros meses del año la Policía denunció a 282 menores, casi idéntica cifra que los 284 cazados en la misma época de 2016.

Cuando un agente de la Policía pilla a un menor consumiendo alcohol levanta un acta de infracción, que después es tramitada por la Consellería de Sanidade. Es este departamento el encargado de cuantificar la multa que, al final, deben pagar los padres. Sin embargo, la ley da opciones para eludir la sanción económica. Los menores pueden aceptar su inclusión en un programa preventivo de carácter formativo, informativo o de tratamiento o bien realizar trabajos en beneficio de la comunidad. No solo está penalizado el consumo sino también la venta de alcohol a menores, que puede acarrear multas de hasta 15.000 euros a los establecimientos.

A pesar de los mayores controles, la Consellería de Sanidade admite que el consumo de alcohol por parte de menores sigue siendo "preocupante". Entre enero y noviembre del pasado año se registraron más de 400 intoxicaciones etílicas y, según el último estudio de la Universidad de Santiago, uno de cada seis adolescentes admite haberse emborrachado en el último mes.

Por eso, Sanidade decidió reformar la Lei de prevención de consumo de alcohol en menores.Entre las medidas que plantean se incluye que cada vez que un menor llegue con una intoxicación etílica a urgencias se active un protocolo de intervención y se avise al pediatra.