Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La lucha contra el cambio climático en Galicia

Los hogares gallegos contaminan tanto como la agricultura al crecer sus emisiones un 20%

Los gases de viviendas y comercios registran el mayor ascenso de todos los sectores y alcanzan el 11% del total -Galicia concentra el 8,5% del CO2 en España

Al planeta le va la vida en la lucha contra el cambio climático. No es una opción. Es que no hay otra alternativa para evitar los temidos dos grados de incremento en la temperatura global que separan la convivencia con la naturaleza de los muchos y variados desastres pronosticados por los expertos si finalmente no se consigue echar el freno. La UE se enfrenta a "un reto de inversiones sin precedentes" para poder conseguir los objetivos marcados en el Acuerdo del Clima de París, del que EE UU se desvinculó con la llegada de Donald Trump a la presidencia. Para 2030, el ejecutivo comunitario quiere que un 27% del consumo proceda de fuentes renovables, que la eficiencia energética mejore también un 37% y que las emisiones a la atmósfera bajen un 40%. Los gases son, sin duda, el gran enemigo a batir por su responsabilidad directa en el efecto invernadero. Galicia lo sabe muy bien. Está entre los territorios de España con más emisiones por el enorme peso de la quema de carbón para la producción de electricidad. En 2015, según los datos que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, alcanzaron los 28,81 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente. Los gases aumentaron un 5,7% respecto al ejercicio anterior -un 3,5% en el conjunto del país-, debido al fuerte incremento registrado en el sector residente. Los hogares dispararon sus emisiones casi un 20%.

Porque también las viviendas son agentes contaminadores. Sobre todo por su demanda de energía. Luz, calefacción, aire acondicionado... Y Galicia no es precisamente una región con un consumo muy electrificado. Del total de energía disponible, únicamente el 27,8% es electricidad, con la que sí es posible elevar el tirón de las fuentes verdes gracias a las centrales hidroeléctricas, eólica y solar. Los productos petrolíferos suponen el 44% y los combustibles de uso térmico -como el gas natural-, un 19%.

Los hogares, junto con el comercio, alcanzaron en 2015 las 3,32 millones de toneladas de CO2, como recoge el informe anual de la Consellería de Medio Ambiente y Ordenación do Territorio. Se trata de la mayor cantidad de los tres últimos años analizados y suponen el 11,5% del total de gases de efecto invernaderos lanzados desde la comunidad. El alza provoca que las emisiones domésticas vuelvan a ponerse al mismo nivel de otro sector con gran impacto, la agricultura.

Haz clic para ampliar el gráfico

El campo concentra en la comunidad el 11,8% del dióxido de carbono (3,4 millones de toneladas equivalentes, un 1,3% más de alza anual) y otros gases con efectos similares, como el óxido nitroso o el metano, en el que la agricultura es, de lejos, el principal emisor. La culpa la tiene la llamada "fermentación entérica". O, lo que es lo mismo, los gases expulsados por el ganado durante el proceso digestivo. Casi 2 millones de toneladas. La gestión del estiércol roza las 800.000 toneladas en 2015 y 645 los suelos agrícolas. El empleo de la urea como fertilizante acaparó 17.800 toneladas de gases de efecto invernadero.

El potencial de Galicia como generador de electricidad tiene consecuencias. La comunidad destaca en producción con tecnologías verdes, pero también en térmica gracias a las centrales de Endesa en As Pontes y la de Gas Natural Fenosa en Meirama. Las industrias del sector emitieron cerca de 11,9 millones de toneladas de CO2 equivalente. El incremento en comparación con el balance de 2014 fue del 14,2%.

La industria manufacturera y la construcción, en cambio, redujeron sus emisiones un 8%, hasta las 1,9 millones de toneladas, el 6,7% del total; mientras que el transporte sigue su tendencia al alza y roza ya el 20% de los gases lanzados por la comunidad a la atmósfera (5,6 millones de toneladas), tras una subida del 1,9%.

El transporte es, de hecho, el contaminador que peor comportamiento ha tenido en Galicia desde 1990, cuando comenzaron los registros de gases de efecto invernadero. Sus emisiones se dispararon desde entonces un 55%. Le siguen los hogares, con un aumento del 39%, según la información actualizada por la Consellería de Medio Ambiente, que subraya que en estos 25 años el global de las emisiones de la región cayó un 1%. "Es una de las tres comunidades que está emitiendo por debajo de los niveles de 1990", señala el informe. Las otras dos son País Vasco (3,4%) y Castilla y León (3,9%).

Los sectores que sí atajan con fuerza los gases en Galicia durante este cuarto de siglo son la producción de energía (20,2%) y los procesos industriales (15%).

En 1990, las emisiones de Galicia rondaban los 29 millones de toneladas. El récord está en 2014, cuando se superaron los 37 millones. El parón de la actividad y el consumo por la crisis amortiguó el impacto de los gases de efecto invernadero, con un mínimo de 26,6 millones de toneladas en 2010.

Industria lanza la orden que desploma los gases de las térmicas gallegas y Alúmina

  • Europa revisó en 2010 los valores máximos que la industria comunitaria puede generar en emisiones de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Lo hizo muy a la baja. "Más estrictos", como recuerda el proyecto de orden del Ministerio de Industria para regular "la información, el control, el seguimiento y la evaluación de las grandes instalaciones de combustión". Hay dos posibles vías para acogerse a las excepciones. O bien la inclusión en el Plan Nacional Transitorio, que les permite superar los techos fijados en la normativa a cambio de que en 2020 sí lo hagan tras llevar a cabo las inversiones necesarias para limpiar su actividad. O directamente agarrarse a la exención por vida útil limitada, con la obligación de reducir su funcionamiento.En el primer grupo están las dos térmicas gallegas. As Pontes deberá reducir un 75% sus emisiones de dióxido de azufre hasta 2020, un 50% las de óxido de nitrógeno y un 80% el lanzamiento de partículas a la atmósfera. El mismo tijeretazo que tiene que aplicar la central de Meirama en las suyas. El recorte en la fábrica de Alúmina en San Ciprián alcanza el 92% en dióxido de azufre, el 78% en óxidos de nitrógeno y el 76% en partículas.Entre las instalaciones acogidas a la exención por vida útil están los dos grupos de cogeneración de Repsol en su refinería de A Coruña.

Compartir el artículo

stats