Los 9,5 millones de euros que la Sociedade Galega de Medioambiente (Sogama) ganó el pasado año van directos a su hucha. La mayoría, unos 8,5 millones, son reservas voluntarias por decisión de los accionistas, la Xunta (51% del capital) y Gas Natural Fenosa (49%), que vuelven a quedarse sin dividendos a cargo de los resultados de 2016. Hay mucho por pagar. De hecho, como adelantó FARO hace unos días, los responsables del complejo ubicado en Cerceda sostienen que las inversiones que tienen entre manos y "la deuda pendiente" impiden rebajar el canon cobrado a las entidades locales por el servicio tras la polémica subida del 34% aplicada en 2014 y que al ejercicio siguiente se suavizó con un descenso del 10%. Sogama se enfrenta a vencimientos récord de su deuda. Cerca de 20,8 millones de euros este 2017 y otros 22,3 millones el próximo año, según recoge su último informe de gestión.

Ante el peligro de caer en una suspensión de pagos, como alertó el Consello de Contas, Sogama acometió entre 2002 y 2003 una reestructuración de su endeudamiento para mejorar las condiciones de pago y los plazos. Los socios acudieron a su rescate. No con una ampliación de capital, sino a través de préstamos. El Ejecutivo autonómico aportó 13,1 millones y la multinacional energética 12,6 millones. Ahora toca amortizarlos, a razón de 12 millones este año y 13,7 millones en 2018.

A finales de 2003 se remonta también el macropréstamo de 125 millones de euros ( Project Finance) firmado con varios bancos para cubrir sus necesidades de inversión en nuevas infraestructuras. La cuota del pasado año ascendió a 8,4 millones de euros. Este ejercicio toca desembolsar 8,4 millones y 8,4 millones de euros más en 2018 para finiquitar el crédito. La operación ha marcado en todo este tiempo el rumbo de las cuentas y explica en parte además algunas de las decisiones tomadas en la compañía para garantizarse ingresos suficientes. El contrato con las entidades financieras obligaba a cumplir, según reconoce Sogama, "una serie de ratios financieros" y mantener en tesorería un importe mínimo -de 4,4 millones a 31 de diciembre de 2016- "remunerado a tipos de mercado y que corresponde al capital e intereses de la cuota del préstamo a pagar en el próximo semestre". De lo contrario, se ejecutaría "la promesa de hipoteca" acordada como garantía de la devolución "sobre los terrenos, construcciones, instalaciones y maquinaria del complejo medioambiental de Cerceda".

El plan de viabilidad que la compañía elaboró en noviembre de 2015 para adaptarse a la importante caída de los ingresos procedentes de la venta de energía de sus centrales de cogeneración, biogás y termoeléctrica por la reforma de la retribución a las renovables y la devolución de 16,7 millones de euros en primas de más tras la anulación de la clasificación de la planta que hizo la Xunta -a pesar de que el proceso está judicializado y no hay sentencia definitiva, Sogama optó por reintegrar el importe- ya preveía esta situación.

La compañía, según recoge el documento, "considera necesario" abrir otro nuevo préstamo para "satisfacer el pago de intereses y principal" de los créditos contraídos con los bancos. Pero para eso es imprescindible "la autorización del pool actual" de entidades financieras. "La dirección de la compañía indica que ha mantenido conversaciones preliminares con entidades bancarias a este respecto -añade el plan de viabilidad-, con el objeto de conseguir términos y condiciones indicativas preliminares". La operación, sin embargo, "conlleva el riesgo de que las condiciones preliminares analizadas resulten en condiciones peores para Sogama en el momento de suscripción".