Hace apenas dos semanas, las autoescuelas reclamaron ayudas económicas por la "situación límite" y de "ruina" que les había ocasionado la huelga de examinadores. ¿Las consecuencias? Pérdida de alumnos, desplome de ingresos, facturas que se acumulan, cuentas en números rojos que amenazan con despidos y cierres. Ante el desplome de ingresos causado por el paro de los funcionarios de Tráfico, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) reclamaba al Gobierno subvenciones a fondo perdido o rebajas del IVA -de modo que pase del 21% al 4%- para afrontar las "gravísimas pérdidas" en plena temporada alta.

En la reunión del comité ejecutivo de esta semana, los centros de formación acordaron pedir "dotación económica suficiente" para hacer horas extraordinarias una vez finalizada la huelga. Y es que solo así se podrá "disolver" el atraso acumulado entre los alumnos por la falta de exámenes. Antes de que los examinadores anunciasen la huelga indefinida a partir de septiembre, el sindicato CSIF, que apoya al colectivo en sus reivindicaciones, advertía de que las protestas generarían una lista de espera en los exámenes de conducir de al menos seis meses, hasta enero o febrero del próximo año.

Por otra parte, las autoescuelas reclamarán la implantación de unos "servicios mínimos suficientes" en cada una de las Jefaturas Provinciales de Tráfico si no logra desbloquearse el conflicto. En su listado de reclamaciones, también hay una reunión urgente con el director de Tráfico para crear una comisión de seguimiento y analizar la situación en cada momento