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Más del 60% de los gallegos respira aire contaminado

Ecologistas en Acción alerta de niveles de polución superiores al límite fijado por la OMS

Central térmica de Meirama, en el municipio coruñés de Cerceda. // Moncho Fuentes

La clave está en dónde se pone el listón. Según la ley, en Galicia no respiramos aire contaminado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sí. Los parámetros establecidos por esta última institución, más estrictos que los de la normativa europea, indican que un 61% de la población gallega - frente al 94% del conjunto estatal - está habitualmente expuesta a niveles de contaminación perjudiciales para la salud.

Tras las cifras, procedentes del último informe de Ecologistas en Acción relativo a la calidad del aire en España, tres grandes responsables: las partículas en suspensión, el dióxido de azufre y el ozono troposférico. ¿Y detrás de la nomenclatura técnica? Las grandes industrias, las centrales termoeléctricas de carbón, el tráfico marítimo y el tránsito en las ciudades.

En Vigo, A Coruña y Santiago los principales causantes de la superación, en varias ocasiones, de los umbrales diarios y anuales recomendados por la OMS son los carburantes automovilísticos, transformados en partículas en suspensión (PM). Estas, en algunos casos con un origen natural - ya sea por aerosoles marinos, polen o intrusiones de polvo sahariano -, registran también una importante presencia en las áreas cercanas a la central térmica de Meirama, en Cerceda y a la metalúrgica de Ferroatlántica y la refinería de Repsol, en Arteixo.

La existencia de estas sustancias es especialmente preocupante, explica el biólogo Xosé Veiras, responsable de la parte gallega del informe, en el caso de las que presenan un tamaño inferior a 2,5 micrómetros (PM2,5), pues pueden llegar a lo más profundo de los pulmones y penetrar en el torrente sanguíneo, contribuyendo a la aparición de dolencias respiratorias y cardiovasculares.

Estas patologías están intímamente ligadas con otro de los venenos suspendidos sobre nuestras cabezas: el dióxido de azufre. En Galicia, sus principales focos de emisión se encuentran en la planta de la siderúrgica Alcoa y la refinería de Pastoriza, en A Coruña, y la planta de Alúmina Española en Xove, Lugo. Sin embargo, es la fábrica de cemento de la empresa Cosmos S.A, en el municipio lugués de Sarria, la que registra, con diferencia, los datos más alarmantes. El pasado año superó en 165 ocasiones, es decir, prácticamente uno de cada tres días, el umbral diario máximo recomendado por la OMS.

El papel de la climatología

Pese a la clara demarcación de las principales fuentes de emisión contaminante en la geografía gallega, ninguno de sus rincones puede sentirse a salvo. El ozono troposférico, formado a partir del cóctel derivado de diversas sustancias contaminantes y la radiación solar, se encarga de ello. El sur de las provincias de Ourense y Pontevedra así como Noia y la comarca de O Barbanza, donde el mercurio alcanza valores más elevados, son las áreas más afectadas. También el territorio próximo a la central térmica de As Pontes, la más contaminante de España y con especial responsabilidad en que en el norte gallego existan también altos niveles de ozono troposférico.

Al tener un gran "hábito" viajero, además, muchos de los episodios causados por este agente en Galicia tienen un origen transfronterizo. En concreto, explica Veiras, del área metropolitana de Oporto, donde además de existir elevados niveles de tráfico se ubica una refinería-

Con todo, la climatología gallega juega a nuestro favor durante la mayor parte del calendario. "Los años más calientes y con menos precipitaciones hay más contaminación que cuando el tiempo es más inestable", explica el biólogo. Las lluvias limpian el aire de contaminantes y los vientos ayudan a dispersarlos en la atmósfera. Además, añade Veiras, cuando las corrientes no hacen mover las hélices de la energía renovable, las centrales térmicas y de gas aumentan sus niveles de producción y, por tanto, la profundidad de su huella sobre la salud y el medioambiente.

En relación a la magnitud "real" de esta, Veiras asegura que los cálculos realizados por Ecologistas en Acción son "conservadores", tanto por la "insuficiente red de medidores - en Galicia hay 51- como por la ausencia de datos sobre los hidrocarburos aromáticos políciclos y los metales pesados, dos importantes contaminantes sobre los que, al momento de realizar el estudio, el Gobierno gallego no les facilitó datos.

Respecto a la política de la administración gallega, Veiras cree que el ancho de manga legal consentido por la UE promueve que se base únicamente en la vigilancia. " La actuación de la Xunta se limita a controlar que no se superen los umbrales fijados por la normativa porque considera que, al no haber incumplimientos legales, tampoco hay problemas serios en la calidad del aire."

Veiras, que incide la urgencia de apostar por una "transformación profunda del modelo de consumo" y que, además, recuerda que no hay límites de contaminación que estén exentos de perjuicios para la salud, defiende que, cuanto menos, la aspiración gubernamental alcance las recomendaciones de la OMS.

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