La Consellería de Medio Rural ha recogido 271 toneladas de patata en los 31 concellos gallegos -13 en A Coruña y 18 en Lugo- en los que en los que el Ministerio de Agricultura prohibió la plantación durante dos años para evitar el avance de la plaga de la polilla guatemalteca. En concreto, en las 3.946 fincas registradas por 3.326 productores coruñeses y en 4.066 que pertenecen a 3.104 agricultores lucenses. En toda Galicia son más de 8.000 terrenos de 6.520 dueños. De ellos, 82 toneladas fueron de patata de simiente, 33 para consumo y la mayoría, unas 156 toneladas, se desenterraron de las plantaciones para su destrucción. Estas cifras podrían aumentar un poco más durante la próxima semana cuando los técnicos del departamento autonómico cierren la segunda vuelta para recoger el tubérculo plantado o almacenado de los propietarios de los ayuntamientos afectados que aún no habían anotado sus parcelas en las oficinas agrarias o de la Xunta. Una vez finalizada esta segunda vuelta, los inspectores de Medio Rural empezarán a sancionar a los productores de algunos de los 31 municipios amenazados por la polilla que incumplan el decreto del Gobierno. Las sanciones podrán alcanzar los 3.000 euros.

"Quisimos hacer una primera labor pedagógica con charlas y hemos notado una respuesta positiva que se aprecia en el número de fincas registradas. Pero ahora tenemos que ser ejemplarizantes porque no sería justo para los 6.500 agricultores que sí declararon sus plantaciones ver a los del lado que siguen plantando", declaró ayer a este periódico la directora xeral de Agricultura, Belén do Campo. Recordó que desde principios de mayo 40 técnicos de la Consellería participaron en la recogida con 20 furgonetas y se repartieron 37.000 sacos.

En cuanto a las indemnizaciones, la Xunta habilitó 250.000 euros para abonar 70 céntimos por kilo para la patata para simiente; 30 céntimos para las de autoconsumo ya guardadas; y 40 céntimos por metro cuadrado en el caso de los tubérculos plantados y arrancados. Do Campo confirma que el Gobierno gallego está trabajando en el cálculo de las cuantías según el caso. Los propietarios tienen hasta octubre para demandar las ayudas y Medio Rural empezará a pagar a los primeros solicitantes a finales de este mes o principios de julio.

La directora xeral de Agricultura confirma que la Guardia Civil y la policía autonómica seguirán con los controles aleatorios del transporte del tubérculo afectado para evitar que salga producto de los concellos en los que se decretó la cuarentena. También los ayuntamientos afectados deberán seguir controlando que en los mercados y ferias no venda patata a granel ni en cajas, sino en sacos.

Canarias lucha desde 1999 contra la polilla guatemalteca, una plaga que ha echado a perder más de la mitad de sus cosechas. Desde que apareció el insecto en Galicia, la Xunta trabaja para que, sobre todo, no alcance a las zonas de Indicación Xeográfica (IXP) Pataca de Galicia de la comarca de Bergantiños, en A Coruña, y de A Limia, en Ourense.

Belén do Campo defiende que en la comunidad gallega se ha realizado una actuación "contundente" más allá del decreto del Gobierno central para evitar que la polilla alcanzase a zonas de la IXP donde miles de familias viven de las exportación de patata. La polilla también está presente en siete concejos de Asturias donde, según la directora xeral de Agricultura, se respeta la norma estatal tal cual, lo que en su opinión, ha provocado que mientras en la provincia de A Coruña la plaga ya se da por controlada en la comunidad asturiana se ha extendido y el Gobierno autonómico ha tenido que "ir ampliando las zonas de destrucción". En este sentido, destaca que, por ejemplo, la zona tampón en Asturias no pasa del mínimo de un kilómetro que marca la norma, mientras que la Consellería de Medio Rural lo amplió a cinco para controlar que no llegase a las zonas productoras. "Por eso en las zonas fronterizas con Asturias se controla que se destruya todo el producto y que no entre ni salgan patatas. Cuanto más contundentes seamos en esta zona, el riesgo será menor para nosotros porque la polilla va a donde tiene alimento", aclara Do Campo.