Los taxis desaparecieron ayer de las calles de Madrid y Barcelona en una jornada de protesta que tuvo un seguimiento masivo. Miles de taxistas secundaron la huelga y paralizaron puntos clave en estas dos urbes. Las terminales de los aeropuertos Adolfo Suárez Barajas y la de El Prat quedaron desiertas y obligaron a reforzar los autobuses públicos.

El paro en Madrid se prolongó entre las 6.00 de la mañana y las 18.00 horas, mientras que en Barcelona fue de veinticuatro horas. Pero además en la capital española una multitudinaria manifestación -10.000 taxistas, según los organizadores y 6.000, según la Delegación del Gobierno- recorrió el centro desde la glorieta de Atocha hasta la plaza de Neptuno. La tensión entre la Policía y los manifestantes aumentó por momentos y los agentes detuvieron a cuatro personas durante la protesta.

Los manifestantes lanzaron numerosas bengalas y avanzaron por el centro de Madrid al ruido de las tracas y el sonar de la bocinas en una jornada que los taxistas declararon que " no tenía precedentes".

En medio del jaleo, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, se vió salpicado por un huevo que los taxistas en huelga concentrados en la plaza de Neptuno lanzaron hacia este diputado y varios parlamentarios de su partido que le acompañaron para saludar a los representantes del sector del taxi.

En realidad, fue Julio Sanz, el presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid (FPTM), quien se llevó de lleno el "huevazo", en tanto que Iglesias sufrió sus efectos colateralmente."Me ha hecho un huevo de ilusión acompañar hoy a los taxistas en defensa de los servicios públicos y contra la privatización", ironizó en un tuit el propio Iglesias.

Los taxistas se acercaron a las puertas del Congreso. Mientras se celebraba la sesión plenaria, los centenares de manifestantes no pararon de hacer ruido con bocinas, petardos, tracas y hasta una mascletá.

Desde Portugal el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció que se incrementarán los controles para dar "mayores garantías al marco legal".

En todo caso, varias patronales del taxi amenazan con un paro indefinido a partir del 31 de julio si no se aportan soluciones.

Por su parte, desde Uber se pide una mesa de negociación para abordar "la transición hacia la movilidad del siglo XXI". Esta plataforma critica el "monopolio" del taxi y reclama liberalizar los Vehículos de Transporte con Conductor.