Rafael Martínez, director de Recursos Humanos del Grupo Profand, empresa viguesa de productos del mar con presencia internacional, cree que, si bien "la formación como filosofía de vida" es una opción pertinente, en el mundo de la empresa "lo que se requiere es práctica".

Ahí, indica, es dónde surgen las asintonías entre la formación que ofrecen las titulaciones y las necesidades concretas de una compañía como en la que trabaja. Aunque reconoce que en los últimos tiempos reciben "más feedback" de instituciones educativas que fomentan "el emprendimiento personal", es la empresa la que tienen que lograr adaptar el potencial de los trabajadores a sus necesidades concretas: "Nuestra empresa precisa perfiles con una base en administración de empresas y una orientación hacia los procesos industriales para poder desarrollar un nuevo proyecto de producción.Dado que esa doble visión no existe en la formación, esa integración tenemos que generarla nosotros al interior de la empresa mediante un sistema tutorizado".

Martínez explica que, tras los cambios de orientación en la cultura empresarial de Profand, con un mercado de negocio repartido en distintos puntos cardinales de la geografía mundial, valoran de forma muy especial la experiencia vital de sus empleados: "Buscamos a personas que hayan sobrevivido, y no ya vivido, en otros países, buscándose las castañas. Eso para nosotros es oro", señala, "pues podemos mandarlos a lugares poco g lamourosos, alejados, sabiendo que van a responder".En ese sentido, Martínez defiende que el futuro de la inserción laboral pasa por "romper con el arraigo" y estar en disposición de no tener el trabajo a "cinco minutos" de casa. Sin embargo, cree que esta es una opción poco contemplada aun entre la juventud: "Siempre que voy a un aula universitaria y pregunto a los estudiantes cuántos están dispuestos a emprender, casi nadie levanta la mano". Por ello, señala, aquellos que encajan en su perfil de contratación son "como perlas que cuesta mucho encontrar".