La labor pedagógica de la Escola Galega de Consumo, que se sitúa en el edificio de su hermano mayor, el Instituto Galego de Consumo, en Santiago, es posible gracias a unas aulas un tanto peculiares. En concreto, dispone de tres aulas "especialmente equipadas para realizar distintos talleres en función de la actividad que se trate". Por una parte, está el aula de informática. Dado que el comercio electrónico va en aumento -entre los jóvenes creció en 10 puntos en un año y llega al 45%-, un espacio es para hacer obradoiros de compras en internet, contratación de viajes en la red, diseñar videojuegos o simular una factura eléctrica. Saber navegar y hacer compras en la red de forma segura son los objetivos.

Para ayudar a "comprender mejor el lenguaje publicitario y sus recursos", no caer en tentaciones innecesarias y saber analizar la publicidad ilícita (la que atenta contra derechos o utiliza técnicas no permitidas, como la publicidad subliminal), el centro dispone de un aula específica equipada con todos los medios técnicos precisos para trabajar el ciclo de vida de un anuncio e incluso elaborar uno propio.

Las instalaciones se completan con un aula "especial", que simula un supermercado real y en la que se trabajan, explican desde Economía, la compra responsable, el etiquetado alimentario, la pirámide de los alimentos o la publicidad en el punto de venta.

Y además las charlas impartidas en las aulas CeMit, de la Amtega, permiten llegar a toda la geografía gallega al utilizar por ejemplo las videoconferencias.